El correo que me acaban de mandar... - por El Padre Báez, presbítero *

... es de aviso, que se puede ya apañar cabras, con una serie de condiciones, que aún desconozco, y que no están al alcance de cualquiera -como un servidor pensaba- ; las pido y me las dan muy desilusionado, pues primero me dice lo apoye, y luego que desistas. Y ahí anda uno, de por medio. El cabildo queriendo solucionar el problema, a ver si es posible en parte, y no matar las cabras a tiro, sino que se mueran en compañía de la explotadas o en granjas y corrales (sueltas no se ven ninguna), siempre y cuando alguien con los requisitos exigidos, retire las cabras y siga con la normativa o exigencias pertinentes, un tanto difícil de cumplir todo el proceso, pero y si esto no da resultado, pues, seguiremos en las mismas. Razones por un lado, razones por el otro, imposible un acuerdo o acercamiento, refuerzo de los bandos cada uno en su posicionamiento. Difícil veo el asunto, enmarañado. Esperemos que la cordura, la sensatez, la calma..., todo ayude a una solución. Lo que no es de recibo: que un profesor a niños de 12 años -es el caso- me llama su padre, que explica a los alumnos: hay una flor, y que por eso hay que matar a las cabras, y bla, bla, bla..., que no sigo, pero que este padre está indignado. Que la cosa entre en las aulas, puede ser control mental, come coco estudiantil, acoso, manipulación, cohesión, defensa política, etc., etc. todo menos justo, sino culpable y dice el papá de este niño, va a hablar con el director o directora, y que..., dejemos la fiesta en paz, solucionemos este asunto, quien sea más prudente, o cada uno cediendo un paso, se dé el brazo a torcer de parte y parte, y si no, ¡vamos a tener para rato! La cosa se pone fea, y asciende. El niño, que ve Mírame-Tv, decía al profesor que el Padre Báez...

El Padre Báez, que desilusionado, cabizbajo, destrozado, derrotado, engañado, etc., etc., no tira la toalla, pero arrastra pesimismo, no ve la luz por ningún lado -a pesar de la boina amarilla, símbolo de la luz-, sino empecinamiento, obsesión, y nadie afloja un punto, más bien requinta la cosa. Y..., ¡lo dejo ahí, esperando la Providencia nos eche una mano, aunque la verdad es a Dios rogando, con el mazo dando, como dice el sabio refranero!

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“... levantaré la cabeza sobre el enemigo...” (salmo 26). /  “... defraudado...” (salmo 30). / “... aguardo como centinela la aurora...” (salmo 129).

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Esto me dice un amigo, esta mañana:

Acaba de salir la convocatoria de apañada en el Cabildo. Difúndalo por favor. Cualquiera puede solicitarlo. Un saludo.

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El mismo amigo, hacia el mediodía me dice esto otro:

Estimado Padre Báez:

Tras ahondar en el conocimiento, parece que lo hacen con tanta legislación que lo muestran para aburrir o hacerlo imposible las apañadas. Con esto quiero decir que sacarte un seguro civil, tener la acreditación como ganadero, ir a apañarlas bajo tus propias condiciones... estabularlas en el Cabildo y dejarlas a hasta ser registradas... más parece un bulo que una realidad con facilitación de las condiciones. Ten en cuenta que nosotros deseamos que sean apañadas con el gasto que hacen en desplazar matarifes, canalizarlo en que sean personas preparadas para caminar por esos andenes y con el seguro pagado a éstos, y no que sean estas personas quienes lo saquen de su bolsillo. Además el problema lo han creado ellos, por lo que ellos faciliten con gestión creativa y eficaz los pasos pertinentes con el deseo de lograr una salida digna a nuestros animales. No difundas la posibilidad de que se inscriban pues las "pegas que ponen" son vergonzosas. Nosotros vamos con la ley en la mano, pues no existe en Canarias permiso para la caza mayor, ni para abandonar en espacios públicos ningún animal, ni siquiera herido.  Lo mismo que a los políticos se les hace dimitir por errores y complicidad, en esta ocasión hay que sensibilizar en las responsabilidades civiles de técnicos y políticos por tolerar esta desidia mientras piensan seguir matándolas, o por lo menos muestran la posibilidad de esto. Un saludo. (C. N.).

* Remitido por El Padre Báez para su publicación en La casa de mi tía