Un cuento con realidad de lo que pasa en muchos pueblos de nuestras Islas Canarias - por Javier Marrero
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Un cuento con realidad de lo que pasa en muchos pueblos de nuestras Islas Canarias
Javier Marrero *
Vivía en un pequeño barrio al norte de la Gran Canaria junto al mar. Rodeado de plataneras con aguacateros y limoneros en sus lindes. Casas terreras y apenas tres pequeños edificios con patio, de no más de diez viviendas. Un bazar que vendía de casi todo y lo que no tenía lo pedías y al día siguiente lo traían. Una tienda bar donde adquirir lo necesario para el potaje, el gofio, la leche de cabra, el cacho queso y los fiambres. Donde echarse unos “piscos” con unas tapas y conversar.
![PEPE MONAGAS FELO MOZÓN](/media/lacasademitia/images/2014/02/16/2014021609570233450.png)
También servía para dejar las cartas a modo de buzón y con toda garantía llegaban a su destino, después de que el cartero las recogiera, y si no estabas por el barrio te dejaba las que te enviaban. El pan a las seis de la mañana ya colgaba en las puertas, en sus talegas.
![LA TALEGA DEL PAN](/media/lacasademitia/images/2024/04/01/2024040108524482856.jpg)
Al panadero no lo veías sino de vez en cuando, porque el dinero lo depositabas en un cartucho, que retiraba antes de dejar el pan y por supuesto te devolvía tras coger el dinero. Nada se tiraba, nada se reciclaba industrialmente, todo se reutilizaba. Todas y todos se conocían y se jugaba en la calle, en la que casi no existía tráfico y los pocos coches aparcaban sin problema y ni se notaban. Si tenías que ir para La Villa, para Gáldar o la capital, con mirar por la ventana, veías si el coche de la vecina o el vecino que tenía ese destino, no había salido y te acercabas a preguntar si te podían alcanzar. Las obras de reparaciones de viviendas eran entre semana y se realizaban con la misma vecindad, había electricistas, albañiles, pintores, hasta mecánicos. Las casas no usaban llaves y sus puertas permanecían abiertas, nadie entraba sin tocar y pedir permiso: ¿se puede?, pase, pase …Maricarmen, ¿qué fue? Había un médico que no tenía consulta, la tenía en Guía pero cuando volvía al barrio atendía las pequeñas dudas y él conocía las debilidades, casi siempre recomendaba un baño en la piscina o pasear en la orilla y sobre todo respirar, respirar y con tranquilidad. Los domingos la tranquilidad llenaba el barrio, solo interrumpida por los pequeños gritos de las niñas y niños que eran alegría. El olor de las comidas que se preparaban , se fundía con la maresía. Y pal verano se hacían asaderos en la playa entre los callaos. Se cogían lapas, pulpos y burgaos. Solo las que estaban para comer y nunca las que se estaban reproduciendo. Juanito, Carmelo, Pepe echaban unos lances y siempre caía algo, herreras, sargos, fulas,…. Luego empezaron a desaparecer las plataneras, que con sus excedentes suministraban plátanos al barrio. Vendieron la tierra y sacaron toneladas de arena que había bajo ellas. Grandes camiones, excavadoras y tractores trabajaron sin cesar hasta convertirlas en solares. Ampliaron la carretera general y los carriles dirección norte quedaron pegados a las viviendas; dejó de oírse el mar, las gaviotas, las pardelas y ahora se escuchan motores de automóviles y motos. Los coches y furgones se apelotonan unos junto a otros en la calzada, en las aceras, en los solares. No tienes por donde pasar con una silla de rueda o un carrito de bebé, si no es por la calzada y sorteando coches. Se alquilan casas de las que se han ido echando a los mayores, por habitaciones, incluso en las azoteas han hecho pequeños cuartos con su cama y baños comunes.
![CASA VIEJA](/media/lacasademitia/images/2024/04/01/2024040108544417660.jpg)
Las casas viejas no se cuidan y se dejan caer y cada vez hay más solares. Nuevos grandes restaurantes empiezan a surgir y se van quedando con espacios comunes para aparcamientos, para contenedores apestosos de basura. Inmobiliarias y hoteleros recorren los solares y se reúnen con concejales y por supuesto con el alcalde. Ya no se habla del consultorio médico y de la farmacia tan necesaria. Solo se habla de recalificar, de grandes hoteles, de centros comerciales. No interesa repoblar y el poco arbolado, pequeños jardines y huertos comunitarios van desapareciendo. Es tal la locura que quieren cambiar el callao por arena dorada y construir un dique que cambiará las olas y con ello la fauna. Todavía estamos a tiempo de conservar y defender al barrio. De que sea el lugar que tú y yo queremos para nuestras hijas e hijos, en armonía con el medio natural. Donde el progreso no sea a consta de destruir los recursos naturales. Donde la solidaridad y los valores cívicos y sociales estén por encima de todo.
![tertulia en la calle](/media/lacasademitia/images/2024/04/01/2024040109274058875.png)
![HOTELES](/media/lacasademitia/images/2013/01/09/2013010910532394757.png)
![20a general](/media/lacasademitia/images/2024/03/31/2024033115265892603.png)
* Gracias a Javier Marrero
![JAVIER MARRERO](/media/lacasademitia/images/2022/05/04/2022050421580017343.jpg)
![MANCHETA 24 DE MARZO](/media/lacasademitia/images/2024/03/30/2024033021554050722.png)