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jueves, 28 de marzo de 2024 09:57h.

PRIMER ARTÍCULO DE UN LIBRO

Contra la deshumanización: hacia un tratado sobre la rebeldía (I) - por Eloy Cuadra

FR E CD

Contra la deshumanización: hacia un tratado sobre la rebeldía (I) - por Eloy Cuadra, escritor y activista social *

 

ROSY CUBAS
ROSY CUBAS

Principios del año 2011, andaba yo por entonces terminando la promoción de mi libro "Un ensayo sobre la violencia (en las fronteras de lo humano)", tratado en el que abordaba de manera interdisciplinar el fenómeno de la violencia, a ambos lados de la frontera, en la primera década del siglo XXI. Por aquellos días había un amigo que me insistía mucho en que debía conocer a la activista social tinerfeña Rosi Cubas, y creo que fue en marzo cuando al fin me decidí a presentarle mis respetos. Al poco estaba con ella intentando sacar de la calle a un señor sin hogar impedido y moribundo. Recuerdo que estuvimos tres días insistiendo a las autoridades para que llevarán a aquel hombre a un hospital (efecto de la empatía de la que hablaremos largo y tendido más adelante), pero no hubo manera y Manuel Ramón falleció, como un perro, tirado en aquella plaza junto al mercado. Fue tanta la rabia que nos asaltó, a Rosi, a mí y a unas cuantas buenas personas más, que días después estábamos poniendo en marcha la Plataforma por la Dignidad de las Personas sin Hogar. 

plataforma dignidad

Desde entonces hasta hoy -salvo el paréntesis quincemayista- no he hecho otra cosa en estos 11 años, con la Plataforma y con otros tantos colectivos, más que atender a la llamada de la empatía, a esas neuronas espejo tan activas que algunos llevamos dentro, que me llevaron a estar volcado de manera continuada con los problemas y los sufrimientos de las personas cercanas, los sin techo, los desahuciados, las familias que malvivían sin suministros de agua y de luz, los niños abandonados o institucionalizados, las miserias de la sanidad pública, los abusos en la educación, los ancianos aparcados hasta la muerte, las familias rotas, la corrupción política local, la falta de alimentos, y un largo etcétera de vulneraciones a los derechos humanos y a las necesidades básicas más elementales de la gente más cercana a mí. Casi van 12 años desde aquel nuevo comienzo, cierto, ha sido bastante duro, dado que siempre fuimos contracorriente, pero algo o mucho se ha conseguido en el trayecto, creo. En estos días sin ir más lejos, leemos en la prensa que al fin los ayuntamientos de Canarias a través de la Fecam están plantando cara a la barra libre del alquiler vacacional que tanto daño está haciendo al derecho a la vivienda en Canarias, y proyectan una nueva normativa reguladora. Lo poco o lo mucho bueno que salga de esa nueva normativa será en parte gracias a esa lucha empática que algunos llevamos a cabo desde hace tiempo, porque nos duele el sufrimiento de la gente que no tiene casa en esta tierra. 

Casualidades del destino, de nuevo hoy un amigo me insiste para que salga de mi hoja de ruta acostumbrada vinculada a los problemas locales, a prestar atención y dedicar algo de mi lucha a lo que pasa más allá de las fronteras de Canarias. Insiste mi amigo desde hace tiempo en que debo cambiar el mono de activista local por el uniforme de antisistema global. Un tránsito para el que he estado reticente en todos estos años, convencido de que podía ser más útil y productivo en el plano de la lucha local, no viendo la posibilidad de interferir en nada en las cosas que pasan allá lejos en el mundo, siendo como soy una minúscula mota de polvo en un archipiélago perdido en el Atlántico. Y no es que haya cambiado de opinión, sigo básicamente convencido de que poco o nada puedo influir en el devenir de este mundo loco que nos arrastra, pero mi amigo sigue insistiendo, contumaz como pocos, y desde hace un tiempo a esta parte hay una editorial local que me anima a que escriba algo en esta línea para publicarlo. Y bueno, es tan grosero, tan escandaloso, tan bárbaro y tan loco lo que está ocurriendo a nivel global, que se hace difícil permanecer callado. Así las cosas comienzo hoy con este texto una serie de artículos que darán como resultado un libro a modo de ensayo, con un hilo argumental claro: ¿qué está pasando en el mundo?, ¿hacia dónde vamos?, ¿a dónde nos llevan?, ¿y qué podemos hacer si es que aún queda algo que podamos hacer, si no nos gusta el futuro cercano al que nos arroja el destino? 

SUSAN GEORGE
SUSAN GEORGE
ATTAC

Para responder a la primera pregunta no hace falta ser muy listo, creo. Ya lo apuntaba hace unos años la nada sospechosa y ya anciana Susan George, presidenta honorífica de ATTAC y reconocida politóloga altermundista, cuando en un entrevista en Madrid con motivo de las jornadas “¿Otro mundo es necesario? ¿Juntos lo haremos posible?”, vino a decir lo siguiente a una pregunta por la globalización: "La globalización en su formato actual es una máquina de separar a la gente, es una máquina que coge lo mejor y descarta todo lo demás, separa a la gente y les dice, tú haces esto, tú lo otro, nos quedamos con esta parte de tu país, no nos interesa la gente sin trabajo, solo queremos lo que podamos globalizar. Pero hay mucha gente y muchas cosas buenas que no se pueden globalizar; si tuviéramos una globalización inclusiva sí que sería un gran cambio, si pensáramos que tenemos el deber de que todo el mundo disfrute de los recursos de su propio país." 

BOLÍVAR ECHEVERRÍA
BOLÍVAR ECHEVERRÍA

Parece claro, la globalización no es nada buena, ni tan siquiera tal vez esa globalización inclusiva de la que ella habla. Aún más duro y explícito si lo preferimos, como lo define Bolivar Echeverría, uno de los filósofos actuales que más ha reflexionado en torno al mundo actual del neoliberalismo reloaded, cuando en su ensayo Hacia una ética disruptiva afirmaba: "El planeta sólo parece admitir como sustentable la existencia de un mundo para pocos; la injusticia, es decir, la marginación o incluso el exterminio de `los otros´ parece ser una `condición técnica´ de la reproducción del mundo moderno."

Resulta duro pero es así, de manera directa o por daños colaterales, progresivamente o de forma brusca, el exterminio de los que sobran es la realidad hacia la que tendemos, con un plan aparente de los de arriba, y parece que sobramos muchos. Está bien, prefieres seguir participando de este ¡Sálvese quien pueda! porque estás en el lado favorecido del mundo, pero... ¿y  si el que sobra también eres tú? Y si no sobras tú, ¿puedes garantizar que no sobren tus hijos mañana? Y bien, con esta lógica disidente y disruptiva va a discurrir mi aventura. Una cosa más por hoy, si quieren acompañarme en este tránsito, importante será no perder de vista dos de las palabras que van en el título de este artículo, deshumanización, porque esa es la esencia de nuestro mundo actual, la deshumanización que todo lo mata y casi todo lo inunda, contra ella debemos prevenirnos, y contra ella habremos de luchar. La otra palabra es la rebeldía, la del hombre rebelde de Albert Camús, fundamental, para no ser sumisos ni seguidores de nada que no hayamos reflexionado y meditado antes ampliamente, y acaso, después de haberlo meditado tampoco, para no tener miedo a decir no a cualquier tipo de injusticia o barbarie, aunque nos juguemos la vida en ello. Humanización, por tanto, y rebeldía, mucha, para que lo que venga y construyamos siga siendo, como decía Nietzsche, dionisiaco, feliz, alegre, y humano, demasiado humano. 

En La casa de mi tía por gentileza de Eloy Cuadra

ELOY CUADRA
ELOY CUADRA

 

 

MANCHETA AGOSTO 22