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lunes, 29 de abril de 2024 08:08h.

Felipe el cancelado - por Miquel Ramos

 

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Antonio Aguado, coherente veterano militante socialista, recomienda este artículo

Felipe el cancelado - por Miquel Ramos *

PÚBLICO

 

Varios hombres desnudos comparten una larga mesa en el salón de un piso. Cada uno atiende a su ordenador. Las cortinas están cerradas, no entra luz natural ni hay ventanas abiertas. Son jóvenes españoles, jugadores de póker online en un lúgubre apartamento de Malta, donde, explica el artículo de Alberto Muñoz, han huido para pagar menos impuestos. Estos, como los youtubers que acabaron en Andorra huyendo de sus obligaciones con el fisco, forman parte de esos llamados nómadas digitales empujados al exilio por las altas retribuciones a la hacienda pública a las que los someten en nuestro país. Son nuestros jóvenes talentos teniendo que emigrar.

Al incesante drama de la emigración de estos nuestros talentos hay que sumar el de la persecución a la disidencia interna, a las voces discordantes, a los rebeldes e inconformistas como Felipe González. Por fin, y no sin dificultades, González ha logrado romper el silencio al que está condenado, ha sorteado la censura y ha logrado que su voz se escuche. Desterrado por ser un verso libre, también hizo hincapié en su condición de víctima de delito de odio por edadismo: "Ahora cuando se tiene mi edad, no te permiten hablar", dijo. Por suerte, en ese momento había varias cámaras y micrófonos de los principales medios de este país, y sus declaraciones están hoy en todos los medios.

Esto es solo una muestra del insistente cinismo que nos regalan algunos autoconsiderados mártires del pensamiento único, de la responsabilidad colectiva y de la corrección política. Una fuente inagotable de ironías y vergüenzas que dan para un artículo cada semana. El reiterado victimismo desde la atalaya, del que se siente silenciado y habla ante ochenta micros, y cuyas declaraciones aparecen al día siguiente en todos los medios. El que gana millones sentado ante una pantalla y se queja de tributar más que quien se desloma en la obra. La obscenidad de los privilegiados es infinita, porque, aunque sea de forma inconsciente, creerse víctima forma parte de su batalla por el relato, de la defensa de su posición en el mundo. ¿Cuántas veces hemos oído lo difícil y angustioso que es para un rico gestionar bien su dinero? Con los megalómanos y ególatras pasa algo parecido, sean políticos, artistas o periodistas. Nadie los invita a la fiesta pero alguien los trae y aparecen con su vuvuzela a dar por saco y buscando casito.

Felipe González sabe que cada vez que quiera decir algo va a tener decenas de micros delante. Más todavía si, como viene haciendo desde hace años, pretende atizar a sus compañeros de partido o a cualquiera a su izquierda. De hecho, es un recurso habitual de la derecha para advertir y tratar de disciplinar al PSOE actual: "hasta los más grandes de los suyos se lo dicen", y aquí cabe González, Guerra, Leguina o cualquier otro escopetero según encaje para la ocasión.

Una cosa en la que no reparamos es que hemos visto muchas más veces hablar a esos antiguos dirigentes que a los jóvenes diputados, concejales o alcaldes de este partido. Le dan más cancha para hablar de actualidad y de su propio partido a quienes han acabado en consejos de administración o asesores de empresas tras ocupar carteras ministeriales, que a quienes están gestionando actualmente. Esto es en gran medida responsabilidad de los medios de comunicación, que prefieren el gancho que pueda tener el expresidente antes que un diputado en activo. Pero que en el pasado hayan sido importantes o hayan ocupado cargos importantes no significa que su opinión o su experiencia sea útil para gestionar los problemas y los retos de hoy. Menos todavía cuando se empeñan en convencer con arrogancia que todo tiempo pasado y todo mando anterior fue mejor. ¿Gerontofobia o gerontocracia?

El problema es la importancia que le damos los periodistas a estos personajes y a sus mensajes, y del uso que pretenden hacer quienes se encargan de difundirlos y promocionarlos. Hay una obvia intención de atacar al PSOE sacando a su apolillada vieja guardia, igual que hay una clara intención de atacar al Estado por su política fiscal contra los ricos sacando a ricos y famosos exiliados para no pagar impuestos. Y produce mucho más debate ese exilio económico para sortear sus responsabilidades, que la migración de decenas de miles de personas por falta de oportunidades en este país, algo de lo que no se habla tanto y sigue ocurriendo. Aunque nos lo disfracen de aventureros y emprendedores de españoles por el mundo.

A mí personalmente me importa una mierda la última pataleta de González. Su tiempo pasó y ahora es solo un juguete roto, un muñeco de la derecha que se niega a reconocer su propia irrelevancia. Pero reconozco que hay cierto disfrute viendo cómo, poco a poco, el personaje va pudriéndose a voluntad. Yo nunca lo cancelaría. Al contrario, le daría voz siempre, a él y a tantos otros empeñados en ir de víctimas y de cancelados, a quienes el presente les viene grande, porque siempre puede superarse. Y por si todavía quedaba algún votante o exvotante de esos de la generación de mis padres, que creyó que el menda y que todos los de su banda, eran o son de izquierdas.

* Gracias a Miquel Ramos, a PÚBLICO y a la colaboración de Antonio Aguado

https://blogs.publico.es/dominiopublico/55578/felipe-el-cancelado/#md=modulo-portada-fila-de-modulos:4x15-t1;mm=mobile-big

MIQUEL RAMOS
MIQUEL RAMOS
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LA CASA DE MI TÍA
mancheta oct 23