Buscar
viernes, 19 de abril de 2024 10:24h.

Historia de un represaliado del franquismo – (III) Juicio y apelación - por Ramón Armando León Rodríguez

Cuando salí de la prisión acudí a una reunión, informal, del partido en casa de un camarada, para valorar el pro y el contra de nuestras actuaciones,..

Historia de un represaliado del franquismo – (III) Juicio y apelación - por Ramón Armando León Rodríguez

Cuando salí de la prisión acudí a una reunión, informal, del partido en casa de un camarada, para valorar el pro y el contra de nuestras actuaciones, que siempre valoramos positivamente, aunque había voces dentro del partido que estaban en contra de nuestras actividades. Hablaban de aventurerismo, de inmadurez, de arriesgarse innecesariamente. Posiblemente había algo de todo esto, pero nosotros, el grupo de siempre, seguíamos asumiendo los riesgos, haciendo pequeñas manifestaciones, asistiendo a asambleas y a cualquier conflicto laboral que se nos pusiera por delante.

Transcurrido aproximadamente un año, recibo una citación del (TOP) Tribunal de Orden Público. Este tribunal había sido creado para Juzgar los «delitos» políticos y sindicales, estaba radicado en Madrid. Había dos formas de presentarse, una, presentándose al Gobierno Civil para el traslado, o bien, ir por tu propia cuenta. Esto motivó que todos los implicados hiciésemos una reunión para tomar una decisión. Elegimos ir por nuestra cuenta, para ello iniciamos una campaña de recogida de dinero, para poder costear el viaje.

El viaje lo hicimos en barco hasta Cádiz y desde allí en tren hasta Madrid. Era un tren correo, tren que incluye vagones para el transporte de correspondencia, y paraba en todas las estaciones. Cuando llegamos a Madrid, nos estaban esperando unos camaradas para buscarnos alojamiento hasta el día del juicio.A mí me tocó alojarme con una familia en el barrio de Vallecas, en la Avenida de la Albufera, muy cerca del campo de fútbol del Rayo Vallecano. La vivienda estaba situada en la segunda planta de un bloque de casas de protección oficial. La familia que me acogió, muy cercana a Marcelino Camacho, era un matrimonio con dos hijos, varón y hembra. Me recibieron encantados y me trataron como un miembro más de la familia, era un matrimonio entrado en años, él había perdido una pierna en la guerra civil y andaba con muletas. Trabajaba como autónomo para una fábrica de embutidos, hacía el reparto con un coche que habían adaptado a sus condiciones físicas. En los pocos días que permanecí en Madrid, tuve la ocasión de salir con él en su automóvil, para repartir la mercancía y conocer un poco la ciudad.

El juicio se celebró y fuimos condenados a unos meses de prisión, pero nuestros abogados recurrieron y regresamos a Canarias. En Gran Canaria continuamos con nuestra actividad política y sindical. Transcurridos unos meses nos comunican que habíamos sido absueltos.

 

Capítulos anteriores:

Historia de un represaliado del franquismo – (I) Mi primera detención

Historia de un represaliado del franquismo – (II) Barranco Seco

* En La casa de mi tía por gentileza de Ramón Armando León Rodríguez