Luna llena de Honduras - por Francesca Gargallo
Luna llena de Honduras
por Francesca Gargallo
La luna roja de diciembre
por la ventana
(llena en la noche larga)
sonríe por sus adentros.
Las corridas furtivas del toque de queda
la llenan de orgullo.
Nadie lo sabe pero en Honduras
se prepara el mejor café de Centroamérica
y las mujeres salen a la calle para vender rábanos
y lanzar consignas
defienden hijas
y mueren por montones
Son lencas
y la luna les sonríe
porque ama el agua
son chortís, garífunas, mestizas todas
tienen niñas ancestrales en el río Gualcarque.
Son las que resisten a las masacres
y están locas, locas de pinturas y versos.
¿Puede una copla lo que la prensa calla?
En el universo de neón
de las noches urbanas del norte
las pantallas titilan en la nada
de pronto es caliente el trópico a oscuras
las ametralladoras erizan la piel de miedo.
Los cuerpos de agua de la luna roja
se van secretos
porque el ejército dispara
en los ojos de una muchachita
en el torso de un hermano
son cuerpos de mujeres
y cargan antorchas por las calles de Tegucigalpa.
Inmensas, unen el fuego del norte y el agua del sur
las que piden favores a la luna
y gritan
se enojan
se ríen a carcajadas desparajientas.
Nadie lo sabe
pero la tierra de Honduras
es la más firme del istmo que corre de Belice a Panamá
roca que congrega el magma de sus hermanas.
La prensa calla
que Honduras no es un portaaviones
no es una estrategia geopolítica
no es sólo maquila.
Honduras es una pacifista
que se viste de guerra
como su Morazán y
cultiva zanahorias,
se enfrenta a la palma de aceite
a la riqueza que empobrece.
La luna roja de diciembre
descansa en la roca firme de Honduras.
* En La casa de mi tía con la colaboración de Juan Carlos de Sancho
Francesca Gargallo, Honduras