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domingo, 28 de abril de 2024 19:59h.

La derecha se opone a los derechos

La opción no es “Sánchez o España”, sino “Ultraderecha o derechos” - por Benjamín Prado

 

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Antonio Aguado, coherente veterano militante socialista, recomienda este artículo

La opción no es “Sánchez o España”, sino “Ultraderecha o derechos” - por Benjamín Prado *

La derecha se opone a los derechos. Esto, aquí en España, es tan así desde los tiempos de Fraga hasta los de Feijóo, que la segunda lista que se le puede hacer al Partido Popular más larga que la de sus casos de corrupción –se estima que son, por ahora, doscientos sesenta y ocho– es aquella en la que se citen las conquistas sociales que combatió, denunció o trató de impedir de una u otra manera, con votos en contra, con campañas de todo tipo, incluidas las manifestaciones compartidas con las autoridades eclesiásticas, o con recursos tanto políticos como judiciales: el aborto, el divorcio, el matrimonio igualitario o la eutanasia, la leyes de igualdad, antitabaco y de cambio registral de personas trans… Lo paradójico –que ya sabemos cuántas veces bordea lo cínico– es que después de hacer frente a esas medidas, las practicó, ya que sus líderes pusieron fin a sus matrimonios o se casaron con personas del mismo sexo, y al llegar al poder no las derogó. O sea, lo mismo que hacen ahora con la reforma laboral contra la que clamaron por tierra, mar y aire y ahora dice su jefe que no es tan mala y que si gobierna no la echará abajo. No se sabe si mintió antes o después, pero uno se inclina a creer que las dos veces.

Ser conservador está bien cuando hablamos de no perder lo que merece la pena, y es un problema cuando vale para evitar el progreso. Por eso además de la palabra conservador existe la palabra reaccionario

¿Por qué ocurre esto? La explicación habitual es que algunas de esas cosas las hacen “para contentar a una parte de su electorado.” Cuando piensa uno a quiénes se refiere eso, crece la preocupación: la democracia consiste en avanzar, no en quedarse quietos para que no se enfaden los que no participan en la carrera. Ser conservador está bien cuando hablamos de no perder lo que merece la pena, y es un problema cuando vale para evitar el progreso. Por eso además de la palabra conservador existe la palabra reaccionario.

El ataque que hacen los extremistas a los que ha unido su suerte Feijóo y con los que, en consecuencia, está dispuesto a ir hasta el fin en su carrera hasta La Moncloa, supone un retroceso de décadas en el nivel de libertades del país. Esta no es la fábula de la liebre y la tortuga, sino la historia de la tortuga y el lobo feroz. A falta de verdaderas ideas, estos oportunistas se dedican a repetir cuatro soflamas patrióticas y, como no tienen límites, sólo líneas rojas para los demás, recurren a la bajeza de usar el dolor de las víctimas del terrorismo ya extinguido para avivar el fuego. Y, a partir de ahí, se dedican a tratar de meterse en la vida de la gente, en lugar de trabajar para mejorarla; a preocuparse de lo que hacen. Será que trabajar no es lo suyo, tan acostumbrados como están a vivir del cuento ideológico a base de chiringuitos y mamandurrias, que diría una de sus mentoras, Esperanza Aguirre, famosa por salir por la puerta de atrás de la Gürtel y por encima de las motos de la policía cuando le van a poner una multa de tráfico los municipales: “Antes que Sánchez, cualquier cosa”, ha dicho el otro día la lideresa venida a menos, y con esa sentencia resume de lo que es capaz esta derechita cobarde: de todo, absolutamente de todo. Cualquier cosa, hasta la que, con toda claridad, pone en peligro nuestra convivencia.

Ya se sabe que la ola ultra recorre el mundo, que no somos un caso aislado, pero aquí resulta sorprendente su crecimiento, al menos en las encuestas, porque eso dibuja una radicalización preocupante del electorado. No deja de ser curioso que mientras el Gobierno y su presidente reciben día sí y día también los parabienes de la Unión Europea y Estados Unidos y las perspectivas de todos los organismos de control internos son positivas, el Banco de España, el INEM y demás hablan de un futuro esperanzador, el paro disminuye, la afiliación a la Seguridad Social sube y la tasa de inflación es la más baja del continente, aquí PP y Vox puedan contrarrestar todo eso con tres sonsonetes sobre la unidad nacional, la independencia y Bildu, esa formación con la que ellos pactaron, con la que se ufanaban, de hecho, de poder llegar a acuerdos: no hace falta ni ir a la hemeroteca, donde hay casos por todo el mundo conocidos, basta con escuchar ahora mismo al secretario general del PP en Guipúzcoa, que se pregunta en voz alta por qué no iba a aceptar propuestas de esa formación que supusieran beneficios para las y los ciudadanos de su región. La hipocresía debería tener un precio, no un premio. En julio veremos cuál de esas dos cosas va a recibir. Ellos dicen: “Sánchez o España.” Se les podría responder: “Ultraderecha o derechos.”  

* Gracias a Benjamín Orado, a INFO LIBRE y a la colaboración de Antonio Aguado

https://www.infolibre.es/opinion/columnas/que-ven-mis-ojos/opcion-no-sanchez-espana-ultraderecha-derechos_129_1540156.html

BENJAMÍN PRADO
BENJAMÍN PRADO
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LA CASA DE MI TÍA
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mancheta junio 23