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jueves, 25 de abril de 2024 09:47h.

Plutocracia y crisis, causa y efecto - por Teodoro Santana Nelson

En cada sociedad hay dos (o más) grupos de individuos cuya posición dentro del modo productivo y de las relaciones de producción difieren. Evidentemente, los intereses de estos grupos difieren, por las contradicciones inherentes a un modelo económico donde existe una minoría de propietarios.

Plutocracia y crisis, causa y efecto - por Teodoro Santana Nelson

En cada sociedad hay dos (o más) grupos de individuos cuya posición dentro del modo productivo y de las relaciones de producción difieren. Evidentemente, los intereses de estos grupos difieren, por las contradicciones inherentes a un modelo económico donde existe una minoría de propietarios.

Así, en la antigua Grecia, donde los aristoi (la clase dominante, urbanista y terrateniente) poseían toda la tierra, se vio en graves dificultades, pues los pequeños propietarios o “jornaleros” agrícolas (que se englobaban en la masa social, el plethos), que entraban en dependencia de los aristoi o eran expropiados por ellos (con mecanismos como los mojones hipotecarios, tenían tan poco que necesitaban del señor, el cual contaba con tierras, aperos y ejército) Al crecer el plethos, crecía la miseria, pues mucha gente apenas tenía tierra o trabajo mientras en las ciudades los grandes aristoi propietarios se enriquecían. ¿Qué podían hacer los aristoi? ¿Darles la tierra? No podrían reprimirlos siempre, y cabía la posibilidad de que un noble se aprovechara del descontento del pueblo e iniciara una tiranía. Así, la solución fue la famosa colonización del mundo griego; mandar a los pobres a una tierra lejana con la que a su vez, podían mantener relaciones comerciales.

En Roma, la propiedad de la tierra y la mano de obra se solucionaron a través de la expansión militar. Los hostes eran convertidos en esclavos, que se empleaban en los cuartel para la explotación de los grandes territorios señoriales; nacía el modo de explotación esclavista. A su vez esto dejaba una gran masa de ciudadanos pobres sin trabajo y sin comida (de ahí la importancia del “panem et circenses”), pues la tierra se cultivada para el comercio. Los esclavos rendían poco y morían mucho. Los municipium, engranaje del imperio, necesitaban constante abastecimiento para una masa empobrecida y para sustentar la economía con un capital trabajo tan débil: la solución fue expandirse cada vez más, para que afluyeran materias primas y esclavos.

 En la Edad Media, el modo de producción esclavista se fue transformando en el modo de explotación servil, debido a la autarquía económica, a que los esclavos eran escasos desde el siglo II y un mal capital. En el modelo socioeconómico feudal (S. X-XIV) los señores explotaban el trabajo del campesino a través de los censos y las corveas, así como el impuesto físico de la talla por el señorío territorial (El “pago por la protección” en plan mafioso, vamos) Las contradicciones inherentes a la posesión de una minoría de la gran propiedad, el famoso “techo malthusiano”(que no tenía otra causa sino la apropiación de la producción por parte de los señores, lo que provocaba la falta de alimentos) se solucionaba gracias a la expansión de los señoríos, la creación de “villasnuevas” etc.

Sin embargo, vemos como las contradicciones, fruto de la existencia de una minoría que gestiona la economía en sus intereses, se hacen más agudas a medida que el modelo, la estructura, iba aumentando. La famosa stasis griega (las contradicciones sociales vistas más arriba) siguió manteniéndose, e incluso empeoró. Grecia acabó cayendo en manos de sus competidores. Al establecer los límites del imperio romano, pues este no tenía más capacidad de expansión, provocó el freno de la afluencia de mano de obra esclava, el abandono de la urbe de las clases poseedoras y un aumento en la estatalización de la economía que aumentó los dos elementos anteriores. El régimen feudal acababa por expandirse a tierras menos productivas. Lo que unido a la expropiación de la producción campesina creaba las hambrunas. Además, el modelo feudal no aguantó el desarrollo de las fuerzas productivas burguesas, basadas en el mercado, que ellos mismos (los reyes) habían financiado para satisfacer sus necesidades político-económicas. Inevitablemente, esto debilitó a la clase nobiliaria y dio la fuerza suficiente a la burguesía para imponer su modelo, el capitalismo.

Pero, ¿y el capitalismo? Vemos como la burguesía sustituye los privilegios feudales por los suyos. Se realiza la mayor transformación económica de la historia de la humanidad, pasando de la tierra a la industria y el comercio, para saltar más tarde al sector terciario, como centro de la economía. Se revolucionan los medios productivos, rompiendo el techo malthusiano. Se reorganiza la explotación de la tierra, la cual libera capital y mano de obra para la transformación industrial. Sin embargo, sigue existiendo una minoría que gestiona la economía en pro de sus intereses, esto es, la propia burguesía. Igual que las etapas anteriores, hay crisis económicas que, en el fondo, e igual que todas las civilizaciones que hemos visto (y las que no) tienen su fondo, su causa mayor, en esa minoría que ostenta la propiedad. Es cierto que el resto de causas difieren enormemente, pudiendo atender a una infinidad de elementos para explicar cada crisis, desde las variaciones del clima hasta los competidores externos. Pero las contradicciones entre las clases su lucha, son el único elemento común (y por tanto, el elemento de fondo, el más importante) de todas las crisis económicas a lo largo del tiempo para cada sistema, de todas las contradicciones internas que llevan al fin de cada modelo histórico. Eso es lo que he tratado de exponer en los párrafos anteriores, de la forma más sintética que puedo.

Así, e igual que en los modelos socioeconómicos anteriores, y a pesar del profundo cambio en los modos de producción, la existencia de un sistema basado en una minoría poseedora de los medios crea las contradicciones que provocan las crisis, la decadencia del sistema. Esta oligarquía propietaria de las grandes multinacionales (el 1% en EEUU, que posee el 97% de la riqueza, o en España, que el 10% posee el 41,9% de la riqueza) necesita continuamente de mayores cantidades de capital, al necesitar de cada vez mayor mano de obra, mayores gastos en desarrollo e inversión, etc. EL capitalismo necesita continuamente nuevos recursos, competir, revolucionar los medios productivos (nuevos mercados, I+D, materias primas más baratas cada vez...) Se crean los primeros imperios comerciales, que aún hoy perduran bajo otras formas, en la búsqueda de estos elementos. Igual que los sistemas anteriores, se expande para que su oligarquía aumente sus beneficios, reproduciendo su sistema al expandirse. De igual modo, se les baja los salarios a los trabajadores, se eliminan sus condiciones laborales, aumentan los precios… Todo, al igual que en el pasado, para seguir repartiendo beneficios. Hoy mismo es ejemplo es más claro que nunca.

Pero, si Roma se quedó sin esclavos, El capitalismo se queda sin consumo y sin mercados. El problema no es que no haya casas, comida o riqueza, sino que la propiedad está monopolizada por una minoría defendida por el estado. Un tercio de la riqueza mundial se concentra en paraísos fiscales (esto significa que el capital se petrifica, que no vuelve a la economía, generando oferta y/o demanda) El capital de reinversión sale de la banca, que a su vez sale del sistema hipotecario. Los capitalistas ni siquiera invierten su dinero.

¿Y cómo afrontan estas crisis los capitalistas? Pues buscando nuevos mercados y reduciendo salarios y precios, lo que supone colonialismo además de miseria, o iniciando una guerra, con lo cual las armas las compra el estado y se genera un mercado artificial que siga satisfaciendo los beneficios empresariales (como la Alemania de 1933). El problema es que el imperialismo, el capitalismo más centralizado y desarrollado, tiene ahora competidores que están en pleno crecimiento. La tarta está repartida, vamos. La opción de la guerra (o de la guerra civil para represión de grupos que no coincidan con los intereses de los capitalistas) sigue presente, pero es mucho más difícil, pues el sistema cada vez está más agotado.

Es decir, no pueden. La burguesía sólo puede mantener sus beneficios sacrificando el erario público, explotando a los trabajadores, y manteniendo el mismo modelo industrial que originó la crisis. Pero esto sólo empeora la situación a largo plazo, porque el consumo se destruye, bajan así la producción y los beneficios, y el sistema se ve obligado a la “ingeniería financiera” y a la inflación.

Vemos como las contradicciones fruto de la división de clases, una vez más, llegan a su límite, pues las fuerzas productivas del capitalismo contradice a la organización de la propiedad y de la riqueza del capitalismo. Como les ocurrió a los sistemas anteriores, la solución es un nuevo modelo que lo supere, que destruya las relaciones precedentes e instaure una nueva, que sea capaz de asumir los niveles de desarrollo y producción actual.

Nacionalizando la banca, que genera más beneficios que nunca, y privatizando las pérdidas (deuda odiosa) aumentarían los salarios. Consecuentemente, aumentarían la oferta y el consumo. Como la riqueza en vez de atesorarse en cuentas extranjeras por parte de una minoría se distribuiría entre toda la masa social, el consumo, el nivel de vida crecerían lenta pero indefinidamente. Al estar en manos de esa masa la economía, ésta crecería paralelamente a sus intereses, no a los de una minoría, ya sean esclavistas, capitalistas o terratenientes.

Ese paso, que no es otra cosa que la construcción del socialismo, es imposible sin la toma del poder político, por la fuerza, así como ejercer una represión activa de los capitalistas. Pues si los intereses de los capitalistas se ven en juego, ejercerán todos sus mecanismos de coerción, incluyendo la eliminación física, el golpe de estado y la manipulación ideológica, como ha demostrado la historia del siglo XX.