Buscar
viernes, 19 de abril de 2024 00:09h.

Lo sagrado aborigen - por El Padre Báez

 

el padre báezMis amigos, creo es el momento de clarificar un tema, del cual se abusa en el mundo de la arqueología, y también en reportajes o afines en prensa u otros medios. Cada vez que te muestran algo, ya sea lo que sea y aún siendo enormes espacios que pueden ocupar hasta tres pueblos, a todo sin excepción le ponen el calificativo de “sagrado”.

Lo sagrado aborigen - por El Padre Báez *

 

Mis amigos, creo es el momento de clarificar un tema, del cual se abusa en el mundo de la arqueología, y también en reportajes o afines en prensa u otros medios. Cada vez que te muestran algo, ya sea lo que sea y aún siendo enormes espacios que pueden ocupar hasta tres pueblos, a todo sin excepción le ponen el calificativo de “sagrado”. Y la verdad, que es una pasada, pues según lo dicho, nada había profano en el mundo y época de los guanches (aunque guanches siguen habiendo en los que conservan en un más menos esa tercera parte de genes de ellos, pues somos nosotros, y haberlos háilos, que son o tienen el 100 % de pureza. Pero, volvamos al tema que nos ocupa: Para muchos de los que entran en el mundo aborigen -por no decir todos- todo es sagrado, y así: “... era un lugar sagrado...”, “... un extenso territorio sacralizado...”, recintos sacralizados...”, recintos que gozaban de idéntica consideración...”. Bien, si tenemos en cuenta, que los bereberes eran cristianos, pues el norte de África fue evangelizado ya desde el comienzo del cristianismo, y prueba de ello es que en los primeros siglos de la Iglesia, los Padres de la misma (Obispos, mártires, escritores, etc.), en su mayoría eran cristianos, quiere decir que de entre ellos, de donde vinieron los guanches, trajeron consigo la religión católica, y nada más claro que saber adoraban solo a un Dios, a quien llamaban Acorán, y a la Virgen a la que denominaban Chaxiraxi. Si leyeran al Padre Herrera, Padre paúl que fue y oriundo de Tejeda (El Espinillo, a la sombra del Bentayga), en su libro: “Los Guanches, aquellos caballeros”, hace un estudio de las virtudes de los guanches, coincidentes con las del catecismo de la Iglesia católica, y de tal forma y manera, que poco pudieron enseñar los conquistadores y los misioneros acompañantes a los mismos a los guanches, cuando para no ser bautizados, y estando bautizados (rito que conservaban), gritaban: “¡Cristiano, cristiano!”, bien para que no los bautizaran engañando, o diciendo verdad que ya estaban bautizados. Lo de “¡cristiano!”, perdura heredado de los guanches, y todavía se conserva en el habla popular, y más en el campo donde perduran mejor las tradiciones, pues al pedir, o saludar, o cualquier otra manifestación entre nosotros se sigue diciendo:“¡cristiano!” Siendo esto así, que hasta el siglo VIII, huyendo del Islam, seguían llegando aborígenes del norte de África -de donde nuestro nombre de “canarios”, al proceder de aquella otra extensa franja de cannariis, que allá existían y que juntamente también nos trajeron con la fe cristiana el nombre que tenemos (islas e isleños). Teniendo en cuenta cuanto precede, sobran esas alusiones a todo era sagrado, sino que eran religiosos, sin más; y todo era profano, salvo los propios templos a modo y semejanza de lo que habían vivido en África y aquí reprodujeron, pero sin más sacralidad, sino una vida normal, en la que sí, tenían su ritos y ceremonias, y tales la Misa, en la que en lugar de pan y vino, ofrecían la leche de sus cabras, que procuraban tenerlas bien gordas y dando gran cantidad de leche que ofrecían a Dios, en cuales cálices en sus mal llamadas cazoletas, en sus propias casas, como cualquiera de nosotros que tiene imágenes de su devoción, de Cristo y de la Virgen; y en sus rezos, conservaban el Padre nuestro que Jesús nuestro Dios y Señor nos enseñara (Wölfel).

Así que, menos sacralidad en la arqueología y en todo lo relacionado con los guanches, y más religiosidad, que no es precisamente lo mismo. Eran religiosos (y si quieren “muy religiosos”, según la época y costumbre) los guanches, eran cristianos, y sagrado para ellos, era y es Dios, y sus templos, y nada más. Cuanto precede, lo atestigua la misma arqueología, con la gran diversidad y manifestaciones en grabados en los que aparecen las cruces, aunque sin fanatismo, sino solo las indispensables, y no más de las debidas.

El Padre Báez, aportando su grano de arena a este mundo nuestro pasado, tan apasionante, en el cual se han adentrado tergiversadores de la realidad, mostrando una falsa Historia que no responde a la verdad, con dioses, sacrificios humanos, y otros disparates. Téngase, pues, en cuenta, lo dicho, que no va en plan de polemizar sino por poner las cosas en su sitio.

 

* Remitido para su publicación

 

el padre báez