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viernes, 29 de marzo de 2024 06:40h.

Shogunato - por Antonio Francisco González Sanabria

Con este termino castellanizado del japonés se conoce la época feudal más dura y atrayente del Japón medieval. En aquellos tiempos la vida y la muerte dependía del Shogun o señor feudal y de sus samuráis o mercenarios que defendían sus intereses. Al igual que paso en Europa los reyes o emperadores solo eran un peder figurativo durante el feudalismo, dado que el vasallaje de los señores feudales dependían de sus propios intereses poniendo y quitando cuantas dinastías fueren necesarios.

Shogunato - por Antonio Francisco González Sanabria

 

         Con este termino castellanizado del japonés se conoce la época feudal más dura y atrayente del Japón medieval. En aquellos tiempos la vida y la muerte dependía del Shogun o señor feudal y de sus samuráis o mercenarios que defendían sus intereses. Al igual que paso en Europa los reyes o emperadores solo eran un peder figurativo durante el feudalismo, dado que el vasallaje de los señores feudales dependían de sus propios intereses poniendo y quitando cuantas dinastías fueren necesarios.

         Hoy, por desgracia,  a mi parecer, de nuevo estamos viviendo una situación involutiva que nos está llevando a una nueva época feudal  o shogunato por parte de cualquier político de turno, y a los hechos me remito: El ejemplo más reciente lo tenemos en el barrio Búrgales de  Gamonal, donde el pueblo, en una activa protesta contra la intenciones del gobierno local, no quiere el maldito boulevard que se pretende construir, alegando que hay situaciones más urgentes a las que acudir, como por ejemplo: paro, desahucios y problemas sociales entre los vecinos, pero el señor Lacalle, junto con su gabinete de  gobierno, hoy  han votado de nuevo en contra de las protestas de los vecinos, afirmando que las obras continuaran.

         También hemos visto como esos nuevos samuráis, los antidisturbios, incluso han detenido y golpeado a un bombero por realizar su trabajo; Yo me pregunto: ¿es que acaso un bombero va disfrazado de payaso cuando interviene como para pedirle que se identifique? ¿ es que las mangueras y auto bombas se pueden comprar en un  todo a cien? ; es más estos salvajes no solo intervienen, en la calle sino que se toman la libertad, avalada por su jefe, de entrar a saco en cualquier sitio a repartir leches y detener a quien les venga en ganas.

         Estas chulerías impenitentes por parte los políticos esta llegando a una situación en la que el acorralado ciudadano no va a tener más remedio que tomar literalmente la calle, y cuando escribo esto, no dejo de pensar, que nuestro”Torquemada jr.” Gallardón , esta preparando una nueva ley donde la protesta ciudadana va  ser tipificada como delito,  esto es: Si usted no esta de acuerdo con las actuación de los trileros , chorizos y embaucadores que se suponen que han de gobernar este país, ira de cabeza al trullo, dado al Gobierno de Mariano Rajoy lo que le va son las mayorías silenciosas y aborregadas,  este el vasallaje que quieren imponernos,  recordemos aquellas palabras de la diputada Fabras, ¡si coño! ¡ se jodan los paraos! La niñita de ese tipo que construyo el aeropuerto ese donde no aterrizan ni gorriones y que ha sido obligado a dejar su acta de diputado por chorizo y que de nuevo tiene causa pendiente con la justicia.

         Creo honradamente que la involución  que sufrimos no va ser pasajera, no hay más que leer, escuchar o ver cualquier medio de comunicación  para darse cuenta que vivimos en un estado feudal,  donde cualquier idea peregrina dependiendo quien o que estamento la proponga se convierte en Real decreto ley, como ejemplo tenemos la actitud del fiscal de Palma con respecto al caso de Cristina de Borbón, se supone que el fiscal esta para acusar,  no para defender a nadie y servir de cachondeo, incluso del  abogado defensor  de la Borbón.

         En este nuestro país aun cuando su majestad el Rey haga hincapié en que la justicia es igual para todos,  claramente se ve que el sentimiento feudal de impunidad ante la consunción de (posibles) delitos,  es moneda de cambio en cualquier estamento del  poder, desde  sindicatos a partidos políticos pasando por la Iglesia y la Casa Real.

Antonio Francisco González Sanabria