Todos somos China y consumimos carbón como si la emergencia climática no fuese un hecho irrefutable - por Eduardo Martín Almeida *

Nuestra ropa, nuestras playeras de marca, nuestros bolsos de imitación, nuestros ordenadores, nuestros teléfonos móviles, nuestras herramientas, las aspas de los aerogeneradoras, las placas fotovoltaicas, el acero y aluminio de las torretas y líneas de alta tensión, las baterías de litio, todo esto se produce en China para ser consumido por todos nosotros. 

Los datos son incontestables: estamos quemando más carbón que en las décadas precedentes. ¿Pero no se supone que estamos en un proceso de transición ecológica global? La respuesta es que el planeta no está transitando hacia la descarbonización. Más bien, está transitando hacia un modelo productivo diferente: el de las energías renovables. 

La trágica realidad es que nos parapetamos detrás de las energías renovables para acallar nuestro sentimiento de culpabilidad con la esperanza irracional e infundada de que por sí solas éstas acabarán con las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Sin embargo, para lograrlo ni se nos pasa por la cabeza reducir nuestro nivel de consumo, única medida factible que frenaría ipso facto las emisiones de estos gases. 

La propaganda de las eléctricas, agenciada a través de esos comerciales de la mediocridad que llamamos políticos, nos ha llevado a aceptar que hemos de sacrificar nuestros espacios naturales por el bien mayor. ¿Puede alguien con datos empíricos en la mano demostrar que con este sacrificio se está efectivamente logrando una reducción en la emisión de GEI? La respuesta es no; y menos hoy, día nefasto en que Antonio Guterres, Secretario General de Naciones Unidas ha declarado que el término calentamiento global se ha quedado obsoleto. El nuevo trending topic es ebullición global. El calor extremo, como es sabido, hace ebullicionar el agua. 

Queda claro que la transición ecológica no funciona cuando se basa solamente en el reemplazo de la tecnología generadora de energía.

Queda claro que la transición ecológica no funciona cuando se basa solamente en el reemplazo de la tecnología generadora de energía. Esta idea se ha convertido en dogma. Es decir, ya no es posible debatirla en los foros científicos, políticos y ciudadanos, porque los dogmas son contrarios a la ciencia y por tanto, inmunes a la deliberación dialéctica, al espejo de la razón y al rasero del debate democrático.

La pregunta que cabe hacerse tras conocer esta noticia es: ¿realmente la transición energética está sirviendo para descarbonizar el planeta? Si nos agobiamos mucho pensando en ofrecer una contestación contundente e irrebatible, no nos preocupemos. Vayámonos un ratillo de compras, que está probado reduce bastante el estrés, y sigamos fomentando que el 'Made in China' aumente la quema masiva de carbón. ¿Si no, qué nuevo modelito nos ìbamos a poder probar la próxima temporada?

* Gracias a Eduardo Martín Almeida