Vox como Le Pen en Francia, vienen disfrazados con piel de cordero - por Erasmo Quintana *

Si está superdemostrado que el partido extremoderechista Vox viene envuelto en piel de cordero, aunque enseñando la patita en sus momentos de displicencia poco percibidos para la inmensa mayoría, que no está al tanto, también lo es la otra formación política, alma mater procreadora de la anterior, el Partido Popular, que aquella estaba en el seno de éste desde siempre hasta que decidió ir por libre, de manera independiente. Pero, a todos los efectos, son la misma cosa. Quieren el mismo espacio, pero aparentan equidistancia como sistema para hacerse con la parcela del otro. Además, corre por sus venas la misma sangre facisfranquista, presentándose en la arena política para defender a los mismos: la clase económica poderosa y la esencia del Sistema, que como se sabe, es el establishment que controla la sempiterna situación nacional. Es lo mismo que Le Pen en Francia. Y, mirando de reojo, ¿Sánchez o Yolanda Díaz? Al político se mide por lo que le preocupa.

En el PP, nada es lo que se ve y parece. Todos están magníficos con Isabel Díaz Ayuso, pero resulta que la misma es producto del consejo cercano y sabio del veterano Miguel Ángel Rodríguez, haciendo de escudero y guardaespaldas de ella, como lo fue en su tiempo de José María Aznar. En efecto, de buen escudero es lo que Rodríguez le hizo a la periodista Andrea Ropero, de la Sexta, ese empujón machote que le dio a una profesional en el ejercicio de su digno trabajo, acción que lo dice todo.

La suma protección y el celo a su presidenta de la Comunidad de Madrid llevados al paroxismo, refleja lo que en realidad hace el guardaespaldas: defender a su protegida del penoso deber de atender a la prensa. Rajoy en su tiempo daba sus ruedas de prensa virtuales, mediante pantallas en local diferente al de los periodistas, evitando preguntas incómodas. 

La víctima de esa superprotección esta vez le tocó a la buena de Andrea Ropero, de La Sexta, que se encontraba en unas escalinatas a la espera de la estrella presidencial de la Comunidad de Madrid, Díaz Ayuso. Estaba ya la misma respondiendo a sus preguntas cuando, de manera sorpresiva y con mal talante apareció el jefe de Gabinete de Ayuso, empujándola con malos modos, al tiempo que reprendiendo a la periodista, y apartándola, como si de un objeto repugnante se tratara. “Disculpe -le gritó- ya ha hecho declaraciones”. A esto, Andrea Ropero contestó: “No hace falta que me empuje. Me ha empujado… no le voy a tolerar”, le respondió con rotundidad. El escudero Rodríguez, conteniéndose ya, le comentó: “No haga usted el ridículo”. A lo que la periodista Ropero, se defendió vehementemente, “Yo no estoy haciendo el ridículo, el que lo está haciendo es usted que me está insultando y empujándome con violencia”.

La tensa escena del maltrato a una profesional en el ejercicio de su derecho a la información, pone de manifiesto el talante de un bravucón soez y malcriado, descubriendo la intemperancia de toda esta gente con vitola fascistoide. La periodista violentada, ya pasado el mal trago, afirmó que “seguirá trabajando y preguntando, como es mi trabajo”, mientras por parte del Gabinete de la presidenta Ayuso, se guarda el más estricto silencio. Nada hay de extraño. Así es esta gente nazi. Como consecuencia del hecho, la Asociación de la Prensa de Madrid, Reporteros sin Fronteras y la Federación de Asociaciones de Periodistas de España, han recriminado el lamentable gesto de Rodríguez, al igual que gran parte de los políticos presentes y resto de compañeros de los medios.

El empujón famoso propinado por el escudero de Díaz Ayuso a la periodista de la Sexta, se ha convertido en viral en diferentes medios informativos por sobrados méritos. El periodista Carlos Alsina abordó el episodio en su matinal monólogo de opinión “Más de Uno”. Este profesional de comunicación de Onda Cero, en su comentario de la toma de posesión de Alfonso Fernández Mañueco y la asistencia de Díaz Ayuso a un acto tan marcado por la ausencia del actual líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, una vez hizo referencia al triunfador casamiento de Mañueco con Santiago Abascal, eclipsando la moderación de la que hizo gala en campaña, dijo: “Lo único que no eclipsó fue el empujón impresentable que el jefe de Gabinete de Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez, le dio a la periodista Andrea Ropero para proteger a su patrocinada de las preguntas. Apareció Rodríguez como si fuera un escudero, neutralizando una amenaza”.  

La corrupción en nuestro país no es ocasional o estacional; es estructural, ocupando los cuatro puntos cardinales. El Sistema demuestra que está montado en la corrupción, y sin ella, parece que la mayoría de las cosas no caminan ni funcionan. Está bien instalada: desde la más alta magistratura del Estado al último eslabón de la cadena, a la pertenece la Federación Española de Fútbol, con Luis Rubiales de máximo responsable. Éste, junto con Piqué, birlaron la celebración de la final de la Supercopa a la afición española para llevarla a Arabia Saudí por un puñado de dólares. Los reproches a tan espléndida decisión, obviando, claro está, los consuetudinarios réditos que le han supuesto a ambos, es que llevaron un magno acontecimiento deportivo a un país en el que no se conocen los derechos humanos. Pero como todos debemos comprender, en un país señaladamente poco ético, acciones como esta son pelillos a la mar. La operación consistió en 400 millones de euros “para el fútbol español”. Un 50% para los clubes que participaron y 50% para el fútbol más modesto. Esto es lo que dice su presidente: Que no se llevó comisiones, y Piqué sí.

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Erasmo Quintana