Iglesias se sacrifica por la resistencia al fascismo. Una comunista ocupa la vicepresidencia – por Chema Tante *

Son muchas las voces, la mía incluida, que veníamos proclamando que a pesar del incumplimiento flagrante por el PsoE del pacto gracias al cual llegó al poder, Unidas Podemos debía y debe mantenerse en el gobierno, porque su ausencia dejaría las manos libres a los partidos sumisos al neoliberalismo, para manejar sin testigos ni cuestionamientos los ingentes fondos europeos de la reconstrucción después de la pandemia.

Sin embargo, la figura de Pablo Iglesias ha polarizado buena parte de los ataques dirigidos a conseguir que Unidas Podemos dejara el campo libre.

Y, de repente, se ha abierto otro frente en el que el fascismo pretende hacerse con el poder absoluto, en el gobierno de la Comunidad de Madrid.

Las elecciones en Madrid tienen un tremendo significado simbólico. Se trata otra vez, de fascismo o libertad popular. Ayuso es tan fascista como pueda serlo cualquiera de VOX. Por eso, Pablo Iglesias ha estado a la altura. Ha acudido al fuego. Sacrifica un puesto brillante, en las alturas del poder, para unirse a la lucha, a la resistencia al fascismo. O al neoliberalismo, que es el fascismo de este siglo.

Aunque las opiniones y comentarios al servicio de la derecha se empeñen en buscar razones varias, lo cierto es que el gesto de Iglesias, “anómalo”, dicen, debería ser lo normal y corriente. Un militante político que se apresta a la acción en defensa de sus ideas, allí donde su presencia sea más útil.

Parece justo recordar aquí que la cabeza de Podemos en Madrid es Isa Serra, con una inhabilitación judicial, no por robar, no por arrogarse méritos académicos, sino por oponerse a un desahucio. Es necesario presentar las honrosas comparaciones.

Y, como beneficio agregado, ese detalle, simbólico, histórico y efectivo. A los cien años de la fundación del Partido Comunista, una comunista estará en la vicepresidencia del gobierno del estado español. Sí. Una comunista, por mucho que se atragante el término a algunas personas ingenuas. Y una comunista insigne, Yolanda Díaz, capaz de plantarle cara al neoliberalismo de Calviño y de Escrivá.

Esto no es comunismo y libertad, que también. Esto es neoliberalismo o justicia social.

No hay mucho más que decir, salvo que, para quien vote en Madrid y sea de izquierdas, resolver el dilema entre Gabilondo e Iglesias, es sencillo. Dicho sea con el respeto debido a la calidad humana de Gabilondo, pero no a la calidad política de su partido.

Lo escribe y lo sostiene Chema Tante