Si el PP no está gobernando, España no es un gran país... - por Erasmo Quintana *

Si en verdad fuera sincera, entrañada y sentida la preocupación de los partidos conservadores ante la necesidad del Gobierno de coalición en pactar con los partidos independentistas para sacar adelante decisiones de gobierno que interesan al país, la manera de no consentirlo es muy fácil: que las derechas, sin necesidad de pactar Gobierno, apoyaran desde fuera en todo lo que hiciera falta, como ocurre en las democracias más avanzadas de nuestro entorno europeo. Por ello, con toda su negativa y escandalera, lo que en el fondo esconden es un deseo de que los coaligados se vean necesitados a pactar con esos partidos periféricos y que a cambio tengan que hacer concesiones indeseadas. Conclusión: todo lo que vemos es filibusterismo falsario de los representantes de la oposición. 

Si mis estimados amigos me lo permiten, diré con claridad y sin tapujos que éstas son prácticas mafiosas. ¿No tienen los del PP motivos para avergonzarse? Cuando les tocó gobernar pactaron con vascos y catalanes, teniendo que hacer Aznar mil y una concesiones. A todas luces vemos que así fue. Se comportan con todas las trazas de gente del hampa, viéndolos cuán tranquilos están y sin aparente arrepentimiento ni vergüenza. Éstos, también exigen que la clase política se comporte como personas honradas y cumplan con la Ley al pie de la letra, atacando inmisericordemente a otros si hacen lo mismo que ellos hicieron. Más a lo claro, si las cosas que les están permitidas al PP, las hace el PSOE o Podemos, arman la de dios es Cristo. ¿Es posible, pues, imaginarnos que fuera la Coalición de Gobierno la que taponara la preceptiva, por ley, renovación del CGPJ y demás organismos del Estado? En este caso imposible sería respirar paz y tranquilidad en nuestra nación, diseñada a imagen y semejanza de un país conservador, porque nunca rompió amarras con el franquismo.

Nuestra “democracia” es una anomalía. Un órgano importante de la Justicia (el país donde no funcione bien la Justicia no es democrático), que está en situación de clara ilegalidad, vencido su mandato hace cuatro años, quieren algunos de sus miembros que el presidente interino del CGPJ, Rafael Mozo, convoque de forma inmediata un Pleno, acogiéndose al Art. 35 del Reglamento de ese alto Consejo. Para un lego como yo, se me plantea una duda razonable: ¿Pueden miembros de un organismo oficial que estén detentando sus cargos desde la ilegalidad, y que con su rebeldía violentan la Ley Constitucional, utilizar una ley que obliga al presidente interino, Rafael Mozo, a convocar una Sesión extraordinaria? ¿Qué disposición legal les faculta para exigir que otros sí cumplan con lo legalmente establecido? La razón más elemental nos dicta que no pueden, porque están inhabilitados. ¿Cómo unos vocales, desde su desafiante  ilegalidad, pues su tiempo legal, marcado por la Constitución, venció hace cuatro años, pueden obligar al presidente interino, a que atienda sus peticiones? Yo no sé ustedes, estimados amigos, cómo lo ven, pero esto no tiene pies ni cabeza. El nuestro es un país donde las aves corren y los burros vuelan.

Si los reclamantes están allí violentando la Ley ¿a qué vienen exigiendo que otros la cumplan? De aquí se desprende que pasen las calendas y el presidente interino del CGPJ continúe sin convocar el Pleno extraordinario que nueve vocales (ultraconservadores) solicitaron para elegir a dos magistrados del Tribunal Constitucional, antes de que entre en vigor las previsibles reformas legales que impulsarán desde el Gobierno de coalición. El problema que tiene esa mayoría de jueces de derechas es que en la próxima renovación cambiarán de signo los órganos de la Justicia. En esto, todos son culpables, pero más el PP con su acción pérfida e inmoral, mantenida fraudulentamente durante cuatro años.

Quiénes son los nueve vocales conservadores del Poder Judicial que bloquean la renovación del Tribunal Constitucional.

Elena Herrera en EL DIARIO

Los vocales de este sector derechoso mantuvieron una interesante reunión para acordar la exigencia a Rafael Mozo de la convocatoria extraordinaria, debiendo el presidente convocar el Pleno del Consejo a los tres días siguientes a la presentación de la solicitud. No ha dado garantías de que el Pleno solicitado se celebre en días próximos, en los que es muy previsible entre en vigor la reforma legal que promueve el Gobierno para forzar los nombramientos, y así desbloquear el Tribunal Constitucional, cosa que se verá igualmente obligado hacer también con la desnaturalizada ilegalidad del CGPJ, taponada su renovación por mezquinos intereses de partido de la formación de Alberto Núñez Feijóo. Los intereses a los que me refiero están diáfanos como un cielo despejado de brumas: sus numerosos casos de corrupción, que con esta martingala evitan. El jueves, en el Congreso,  se celebró la votación de la reforma del Código Penal, que fue aprobada por la mayoría progresista de Investidura. La pataleta de Feijóo ante el resultado ha sido patética: pues éste, que viene desobedeciéndola durante cuatro años (un golpe de mano al Sistema) acusa a Pedro Sánchez de que “abandonó la Constitución Española”. PP, Vox, Cs, no son demócratas, más bien franquistas. Se sabe que Franco consagró toda su vida a luchar contra la Democracia. ¿Qué podemos esperar, pues, de unas formaciones políticas claramente antidemocráticas? Lo que estamos viendo.

* En La casa de mi tía por gentileza de Erasmo Quintana