Nunca se imaginó las consecuencias. Juli Briskmans iba tan tranquila en su bicicleta, cuando le adelanto la caravana presidencial USA, con el tolete Trump a bordo. Y la mujer no pudo reprimir expresar su repugnancia y le dedicó una insigne peineta. Luego, la foto que le hizo AFP corrió como pólvora. Y su empresa, haciendo gala de la extendida crueldad con las personas trabajadoras, la botó de su trabajo. Una decisión que contrasta, dice Juli, con la que tomara con otro trabajador que había colgado mensajes xenófobos, al que solamente le exigieron que los retirara. Entonces contó su natural calentura en su muro de FACEBOOK, con el resultado de que se abriera en una red de captación de fondos, GoFundMe una campaña en su favor. Hasta ahora, nueve días después, se han recaudado 108.000 dólares. No está mal. Todo esto lo cuentan en LA VANGUARDIA.