La ironía que Raúl Vega administra en este buen artículo en TAMAIMOS, es ácida y significativa. Los hechos ocurridos en Gúimar que relata el hombre demuestran la regresión en materia de derechos ciudadanos que suponen las políticas pperas, en general y la Ley Mordaza, en particular.

Si alguien ha representado la trayectoria del movimiento ecologista en nuestro país, ese es Ladis. Su muerte nos deja sin su mucho saber como referente del ecologismo social y de la ecología política.