Así es. Cándido Marquesán en NUEVA TRIBUNA, inicia su texto inspirado en un libro de Renán Vega Cantor, con una cita de John Berger y Nella Bielski: “Uno debe llamar por su nombre a todo lo que ve. Nunca se deben ignorar las consecuencias. Esa es la única posibilidad de enfrentarse a la barbarie. Ver las consecuencias”, Insisto, así es. El libro de Renán se titula Los economistas neoliberales, nuevos criminales de guerra: El genocidio económico y social del capitalismo contemporáneo (2010). Y esa es la verdad que hay que gritar, una y otra y mil veces: el neoliberalismo es un genocidio. Y genocidas son los economistas que venden su conciencia al neoliberalismo, mintiendo, haciendo pasar como verdad revelada lo que no es sino una falacia para jeringar al personal, para que la gente rica se enriquezca más y más. Ojalá el economista neoliberal genuflexo Clavijo asumiera esto.

 Vuelvo de nuevo a Las Teresitas, lo vengo haciendo regularmente para ver cómo sigue la demolición del mamotreto. Las obras continúan a buen ritmo, “a toda vela” como el otro día comentaba yo en Facebook, a pesar de lo laborioso que es desmontar todo ese hormigón armado plagado de hierros por todas partes.

Esto no es ninguna broma. Sin citarlo expresamente, Cándido Marquesán Millán, en brillante texto que publica NUEVA TRIBUNA, apela al conocido dicho "El pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla" pero que la gente del psicoanálisis convierte en algo peor "quien olvida su historia, caerá en la locura". Y eso nos advierte, con toda la trágica razón, Cándido, partiendo de un artículo incluido de Santiago Alba Rico en  El Gran Retroceso. Un debate internacional sobre el reto urgente de reconducir el rumbo de la democracia. Porque estos pueblos que navegan en el estado español han olvidado, en una terrible mayoría, que es lo que pasó en la terrible etapa histórica que inició en 1936 la felonía franquista, que empezó, muy buena referencia de Cándido de una intervención parlamentaria de Joan Olòriz Serra, por asesinar a sus propios colegas, porque "nunca se había vertido tanta sangre de jefes militares, nunca tantos generales fueron fusilados como el 17, 18 y 19 de julio. De veintiún oficiales generales, diecisiete permanecieron fieles a la República, los seis generales de la Guardia Civil permanecieron fieles a la República, y, de cincuenta y nueve generales de brigada, cuarenta y dos se mantuvieron fieles a la República." Un artículo que debe ser leído por ntanta gente que en estos días se reviste con buena fe con la rojigualda, pensando que tiene toda larazón, cuando, por su desmemoria, está al borde la locura.

Alba Rico y Olòriz Serra

En NUEVA TRIBUNA, en¡unidoso texto de Cándido Marquesán Millán que conduce a una reflexión de mayor calado. Si este sistema, estas leyes, colocan en la ilegalidad inconstitucionalidad algo que es justo y razonable, es obvio que el sistema y las leyes tienen que revisarse. No es cuestión de defender la independencia o no, sino de defender los derechos y la democracia. Y yo, Chema Tante, recomiendo especialmente las sensatas palabras de Azaña, citadas al final del artículo.

Viernes día 5 de mayo 19:00, Museo Domingo Rivero Las Palmas de Gran Canaria con Francisco Luis Lemes Castellano, autor del prólogo.

Cándido Marquesán Millán trata desde NUEVA TIBUNA el grado de humillación supina  que ha llegado la gente de la politica y al de mayor relevancia social. Dice Cándido con razón que lo importante no son las condenas; ni siquiera el ingente montón de dinero saqueado. Lo importante es que esta gente que gobierna, que manda en las empresas, que se las echa por esos mundos está demostrando un bajísimo nivel moral. Y yo, Chema Tante, digo que esto que dice Cándido Marquesán es muy grave. Se trata nada menos que de que nos gobierna una banda de sinvergüenzas.

 Lo de Güimar no tiene nombre, son tantas y tan grandes y profundas las cicatrices que las extracciones de áridos han dejado en su territorio, que muy difícilmente se podrán restaurar, pero, ¿quiénes pagarán sus elevados costes?

Nunca mejor dicho, una trama en toda regla, una trama maquiavélicamente orquestada para conseguir los fines que “ellos”  habían previsto, que todos ya conocemos. Sólo analizando las declaraciones de peritos en el día de hoy, y lo digo de forma personal aunque sé que muchas miles de personas lo comparten, me reafirmo, que “hay cohecho es un hecho” y que parece imposible que no haya podido ser demostrado con tantos actores en el ajo. En los grandes atracos de la historia de la humanidad siempre alguien ha flaqueado y ha hablado, pero hasta en esto parece que somos especiales.

Y ahora el Recinto Ferial, y así, sucesivamente, nada escapa a la corrupción político – empresarial en esta desafortunada ciudad, por culpa de una manada de sinvergüenzas. No es de recibo tener que hacer lo contrario a lo normal, que sería constatar que las actuaciones y obras públicas son ejecutadas por los políticos y gobernantes de forma diáfana y sin que se originen desvíos improcedentes o injustificados. Todo lo contrario, hay que hacer verdaderos esfuerzos para comprobar que alguna sale adelante sin que las habituales y clásicas rapiñas hagan acto de presencia.

Bermúdez

Señor alcalde, usted ya me conoce, pertenezco a la Plataforma por el Derribo del Mamotreto y contra la Corrupción, y llevo muchos años de mi vida luchando primordialmente por la defensa del Medio Ambiente y contra la corrupción. La trama de la Playa de Las Teresitas me preocupa mucho, espero que la próxima vista oral ponga las cosas en su sitio y se recuperen todos esos dineros públicos que han volado miserablemente. Nada tengo contra usted en todo esto, más allá de sus reticencias a ejecutar con mayor premura la sentencia firme del mamotreto. Desde el año 2008 he escrito decenas de artículos de opinión al respecto y quiero trasladarle algunas opiniones personales, por si tiene a bien considerarlas, siempre en defensa del interés general.