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Para las oligarquías neoliberales y las cúpulas políticas corruptas, Julián Assange ha cometido el peor de los delitos: poner al descubierto sus miserables vergüenzas. En consecuencia, Assange debe recibir un formidable castigo, para que sirva de escarmiento para futuras tentaciones. Y eso es lo que están haciendo. El rencor y el temor de la banda sin escrúpulos que se está cargando el planeta, arremeten contra este hombre que ha descubierto -en parte- la verdad. En artículo que recomienda el coherente veterano militante socialista Antonio Aguado, en CTXT REVISTA CONTEXTO, y apoyándose en los datos del exdiplomático británico Craig Murray, que estuvo presente en el juicio, Rafael Poch relata la sarta de aberraciones que constituye el proceso contra Assange. Incluso, en una sala judicial británica, con injerencia patente de elementos USA, armados. Locura.