Yo, Chema Tante, he dicho y repito que la desgracia de Canarias es grande y doble. A la poca gracia de tener gobernando a tanto zopenco, se une la magua de saber que contamos con tanta cabeza pensante que, no ya si gobernaran, sino, simplemente, si se les escuchase y atendiese, otra sería la suerte de esta Canarias desafortunada nuestra. Una de tales cabezas pensantes es Antonio González Vieítez quien, en una valiosa entrevista que le hace Yurena Díaz en DIARIO DE AVISOS, le ofrece al gobierno canario unas pautas en materia energética que haría muy bien en asumir. Es que jeringa mucho que, pudiendo tener en la mano la limpia y rentable soberanía energética que nos brindas la tecnología y el clima, sigamos quemando alegremente fósiles contaminantes y, encima, importados, por los que pagamos una factura astronómica. Escuchen a Vieítez, manada de gansos.

Este sensato editorial que publica EL PAÍS CANARIO está impregnado de una idea esencial. La gestión de aCnarias no puede desatender -y se ha desatendido siempre- de una realidad evidente e ineluctable: nuestra diferencia con todo los demás. En Canarias, la soberanía no es solamente un concepto histórico y de justicia, es una necesidad, marcada por nuestras circunstancia, distinta, fragmentada, frágil y remota, que hace difícil adaptarse a la administración y a las normas de un estado continental europeo del que le separan miles de kilómetros. La tan cacareada autonomía ha demostrado su inanidad para resolver los problemas canarios. Por eso alcanzar la soberanía va más allá de lo que marca la mera justicia, para pasar a ser una cuestión urgente, de supervivencia.

Vía crucis de Clavijo. Críticas al “modelo desarrollista de la ley turística”. Otegi sostiene que la unidad de acción con ERC incorporará a Canarias. Obras públicas. Inequidad en la enseñanza pública canaria. Residencias de mayores. Empleo. Trata de blancas. Movimientos sociales.