A nadie debe extrañar que sea Raúl Vega y que sea en TAMAIMOS quien escirba y dónde aparezca este valiente artículo. Porque tanto el periodista como el medio tienen la mala costumbre de agarrar al gallo por las patas y enfrentar temas peliagudos. Y este asunto de hoy, manda las peras a la plaza, que diría Pancho Guerra. Se trata de la lastimosa alternativa entre atender a los buenos sentimientos o al sentido de la lógica. Porque, ahora, con las fechas del chantaje de la bondad navideña, más, pero ocurre todo el año, nos topamos con la natural pulsión a acompañar las campañas de ayuda a gente desamparad, pero, al mismo tiempo, el seso, quien lo tenga, hace ver que esa mal entendida pero bien intencionada caridad está haciéndole el juego y colaborando con la deserción del deber pòr parte de las instituciones públicas.  Por parte de los gobiernos, que no escapan del variscasillo apenas, que le manda Raúl Vega que de todo esto escribe, clamando en el desierto a lomos de TAMAIMOS, mucho mejor que pueda hacerlo yo.

En TAMAIMOS, Raúl Vega radiografía la coyuntura política canaria. Ardua y arriesgada tarea, porque el panorama político canario, simpre fugaz, es en estos días es especialmente volátil. Los acontecimientos se suceden, cambiando, de hora en hora. En fin. Lo que resulta cierto y permanente es la desfachatez de unos personajes que forcejean por un poder que han utilizado, utilizan y si no lo remeidamos, utilizarán, en su propio beneficio y en el de las empresas a las que tanto quieren y tanto deben. Destaco la cita que hace Raúl, de Domingo Hernández Peña:  "Aquí no se crean puesto de trabajo, sino de criados”. 

Creánme que me emocioné, leyendo este sentido artículo de Raúl Vega en TAMAIMOS. Me emocioné, porque me llené de esperanza. Raúl comenta la impresión extraída de varias intervenciones en los ALEGATOX del I Bucio que la Fundación Tamaimos acaba de honrarse organizando en Agüimes. Se constata la existencia de una voluntad de rescatar desde abajo la escuela canaria, para la identidad canaria. Escuela canaria pública, por supuesto. Porque, como se ha demostrado, gracias a una gestión obtusa de un gobierno que se dice "nacionalista" durante décadas, la escuela canaria no es canaria, y, encima, la escuela canaria carece de los elementos didácticos básicos. Por que "La escuela actual no es, al menos en su totalidad, un modelo de éxito para nuestros menores."

En el esforzado TAMAIMOS, Raúl Vega escribe lo que parece y se inicia como un análisis más de los millones que se están pariendo por el planeta, sobre el advenimiento del nuevo patriarca de la derecha, el dorado Trump. Sin embargo, en una habil pirueta, Raúl nos llama al orden, haciéndonos ver que, contra lo que puedan haber pensado totorotas (el calificativo lo pongo yo, Chema Tante) como el genuflexo Clavijo o Melchior, lo de Trump tiene menos incidencia en Canarias que lo que está ocurriendo en Gran Bretaña. Por eso, Raúl nos exhorta a preocuparnos de nuestros asuntos, de los que tenemos sobrados motivos para alarmarnos. Y, al final, nos recuerda que un buen espacio para la reflexión y el debate son los ALEGATOX, en el marco del I Bucio que se abrió en Agüimes este 11 de noviembre y seguirán el 12 y el 13.

En TAMAIMOS, Raúl Vega pasa inclemente revista a las miserias que, acá y allá, perpetra el partido español que ha cambiado el sentido de sus sulgas S y O.

En TAMAIMOS, Raúl Vega ironiza con acidez sobre las tribulaciones internas en Podemos Canarias y los forcejeos con Sí se puede, sobre las miserias psociatas y sobre el nuevo censor aparecido, el delegado del gobierno de España, que se mete en cercados de tuneras, asunto de las banderas.

Raúl Vega, desde TAMAIMOS, recurre a un triste episodio ocurrido en el estadio de Gran Canaria, asunto de la in tolerancia estúpida de un esbirro, contra la badenra nacionalo y poular de Canarias, la de las "siete estrellas verde y azul flojito", que dice el propio texto, y que está en nuestros corazones, porque sentimos que es la que nos representa. 

La ecuanimidad es, por cierto, una cualidad que debería estar indisolublemente unida a la condición de informador, pero que a menudo no lo está. Con honrosas excepcones, como es, por ejemplo, Raúl Vega, quien siempre procura aportar todos los datos de que dispone para explicar las situaciones que aborda. En este artículo, la cuestión es la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria y su huelga. Un follón que Raúl describe en TAMAIMOS, no sin aprovechar para recordar también lo de la sanidad pública canaria. Que esa es otra. En todo caso, a quienes estábamos algo en ayunas respecto al conflicto musical, nos sirve de mucho la información, que es de agradecer. Ya, después, la opinión sobre el particular es libre, bueno fuera.

Lo dice el propio autor. Esta es una historia ficticia, pero es real como la vida misma. Un amargante relato de las tribulaciones de la inmensa mayoiría de la gente, las personas víctimas de la agresión neoliberal contra los derechos laborales,ciudadanos y políticos. En TAMAIMOS. Leánlo y sigan en la trsiteza, aunque no van a leer nada que no sepan.

En TAMAIMOS, Raúl Vega aplica de nuevo su conocida habilidad para sacarle punta a un acontecimiento y aprovechar para meter varias reflexiones valiosas en un breve texto. Esta vez, el peregrino asunto de una misteriosa encuesta que ha encumbrado nuestras papas arrugadas por encima de otros condumios. Yo, Chema Tante, debo decir que mi demostrada canariedad y mi afición a las papas con todo mojo no me permiten pensar sin embargo que sean preferibles y preferidas al jamón de buena pata, el pulpo, nuestro o gallego, la pata de cerdo (Ese Calero, aquel Valle de los Nueve) o las gambas. Para mí, para lo único que ha servido este extrañó laurel obtenido por las papas es para reinvidicar su nombre: "arrugadas" para que se entere la godada, canaria o peninsular que se empeña en decir y escribir esa toletada de "arrugás". Por lo demás, hay que recomendar las cavilaciones de Raúl, sobre el misterio de que una tapa galardonada sea tan difícil de encontrar en nuestra restauración y sobre la pazguata incapacidad de las empresas canarias para canarizar la oferta turística, zafiamente plagada de pizzerias, hamburguesas y paella congelada y empleadora de gente de pa´fuera.