Vidas que valen menos que el cayuco que las trae - por David Bollero

La SEXTA TV difunde un documento excepcional. Una clase de tolerancia y de sentido común, en seis líneas, pronunciadas por el rey Harald VI de Noruega, en el 25 aniversario de su reinado. Así se habla, Harald. Y tú Felipe, vete cogiendo recortes. Ojo. que aunque el vídeo dice que Harald es el jefe de la Iglesia de su país, eso dejó de ser verdad en 2012, cuando también cortó esa bobería. Yo, Chema Tante, soy poco, mejor dicho, nada, monárquico. Pero reyes así, que dicen cosa como estas, merecen toodo mi respeto, Y proclamo la envidia verde que me producen las noruegas y los noruegos,
Aunque, después de varios años de retroceso económico, este año vivamos una reactivación de la economía y un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB), la situación económica y social de Canarias continúa siendo grave.
Creo que el alcalde chicharrero Bermúdez es hombre de ideas claras, que expone con lucidez. Lástima que tanta brillantez la ponga al servicio de los intereses privados y la mentira. Ahora, Bermúdez larga una serie de argumentos lógicos y sensatos, pero que solamente le valen para escaquearse de su deber de interpretar la voluntad popular de que la ciudad de Santa Cruz de Tenerife acoja a personas refugiadas.
"Toma a dos personas 'normales', dale dinero a una sola de ellas, y mira lo que pasa a continuación" (Texto del vídeo que motiva a Beatriz Gimeno para este artículo)
En esta la del alba del viernes acabo de recogerme antes de tiempo. No me sentía relajado en la calle, por más que paseaba muy cerca de una comisaría de policía. La gente menuda –y alguna puretilla- celebraba la noche de Halloween, fiesta importada de una cultura ajena a la nuestra pero que ha conquistado en pocos años el espíritu de la juventud, con todo su derecho, obviamente. Nada tiene que ver aquella con el sentido cristiano que se impuso a lo largo de siglos la víspera de Todos los Santos, pero también es cierto que podría plantearse con serenidad qué les dice el cristianismo a los jóvenes, por más que los hay absolutamente convencidos. Estos tienen mi máximo respeto porque tales creencias forman parte de la libertad del ser humano.