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TAMAIMOS publica un artículo de Fernando Batista que tiene mucho, mucho que masticar. Batista parte de un hecho que luce anecdótico, pero que es estratégicamente delicado. Se trata de la manera en que las instituciones públicas tratan de salir del tremendo volumen de edificaciones sin utilización. Recomiendo la detenida lectura de un texto con cuyo contenido puede no estarse completamente de acuerdo, pero que nadie le negará el esencial valor de plantear varios temas de importancia. Temas sobre los que hay que debatir, en la sociedad canaria y temas, también, que hay que denunciar. Como ejemplo del primer orden, los aspectos demográficos, de cuánta poblaciuón puede soportar un territorio limitado; y de la inconveniencia de mantener uno de los males endémicos canarios, el drenaje, por la emigración, de gente valiosa y -ahora, encima, estupendamente formada- y sustituir esa gente con inmigración. Atención, que no se trata de xenofobia. No se pide rechazar la llegada de quien quiera venir a las islas, sino evitar promoverla, que es cosa distinta. Y, en el segundo orden, los temas que hay que denunciar, Batista habla de esa malsana costumbre de los gobiernos canarios, a todo nivel, de buscar soluciones tirando por la calle de enmedio, no mirando más allá de su nariz ni del día siguiente del almanaque.