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domingo, 28 de abril de 2024 10:33h.

La disparatada masificación turística - por Nicolás Guerra Aguiar

 

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La disparatada masificación turística

Nicolás Guerra Aguiar *

 

La simple presencia del cartel fotografiado, estimado lector, invita a fugaces  consideraciones lingüísticas no solo sobre el inexacto (y simpático) uso de nuestra lengua por algunos chonis sino, y sobre todo, ante el obsesivo tinete de ciertos paisas respecto a su idioma nativo. Estos, insuflados de universalidad, sustituyen correctas voces españolas por anglicismos, no siempre intraducibles. Así, ¿por qué usan governance y no ‘gobernanza’; happy hour y no ‘hora feliz’; kick-off meeting en vez de ‘encuentro inicial’; scale-up (company) en lugar de ‘empresa emergente’ o late night frente a ‘medianoche’? 

ANGLICISMOS

Cómo Evitar Anglicismos Innecesarios En Español - María del Mar Pérez iscribo.com

 Pero a la vez la misma fotografía abre otras vías para reflexionar en torno a cuestiones sociales extraordinariamente preocupantes. Sirvan como introducción cuatro apartados: la desertización aborigen de algunas islas (los canarios se convierten en puros testimonios); la legítima y justa arribada a las mismas de mano de obra; la proliferación de empresas y consorcios multinacionales y, en cuarto lugar, el monocultivo turístico. 

  UNO. El cartel fue fotografiado en Lanzarote, Costa Teguise. El municipio de Teguise experimenta desde 1970 un extraordinario desarrollo turístico gracias a, entre otras zonas, la citada. Así, si hace cincuenta años su población alcanzaba los 1170 habitantes, hoy cuenta con 24 000. El presupuesto para 2022 ascendió a casi cuarenta y un millones de euros. Sin embargo Gáldar (17 000 cebolleros en 1970; casi 25 000 hoy), centro económico del noroeste grancanario, aprobó algo más de treinta y siete millones para sus gastos… de 2024 (infonortedigital).  

TEGUISE GALDAR
TEGUISE GALDAR

    ¿Es, pues, Teguise un municipio mucho más productivo (agricultura, ganadería,  industria propiamente dicha, comercio…) que Gáldar? No, en absoluto. Hay una gran diferencia: la economía galdense está basada, fundamentalmente, en los apartados anteriores. Sin embargo la de Lanzarote (incluye, claro, Teguise) vive mayoritariamente del turismo: “Turismo y servicios generan en torno al 80% de la actividad económica y el empleo” (ilanzarote.net). A cambio de grandes cacicadas para cómodas inversiones (el primer proyecto de explotación turística de Costa Teguise se sitúa en 1970), la población aborigen ha sido infinitamente superada por gente de fuera (ingleses, alemanes, irlandeses...) y españoles. 

  Hoy Canarias (generalizo) ha vuelto a caer en el turismo masivo (¡pretenden alcanzar la disparatada cifra de veinte millones!), afluencia de impacto negativo en el medio ambiente. ¿Consecuencias? Inmediatas: “Excesos urbanísticos, consumo de recursos naturales,  mayor demanda de servicios y huella ecológica” (El Confidencial). Es, en fin, lo que la ecología llama “Crecimiento invasivo para el territorio y sus habitantes”. 

CANARIAS TIENE UN LÍMITE JÓVENES DE BEN MAGEC
CANARIAS TIENE UN LÍMITE JÓVENES DE BEN MAGEC

  Y todo ante el silencio o aparente connivencia de quienes asisten ciegos, mudos y sin memoria: ¿qué fue de nuestra economía durante los años de la pandemia?    ¿Cuántas decenas de miles de personas se vieron en la calle? Solo un dato (Confederación de Empresarios HOSTELTUR): hasta agosto del primer año cayó casi un cuarenta por ciento el sector económico. (¿Y si se reprodujera la epidemia para permanecer un tiempo? Indicios hay: desde semanas atrás se recomiendan las mascarillas en centros sanitarios y aglomeraciones bajo techo.)

  DOS. Así, tras la superpoblación extranjera (muchos ya residentes fijos o eventuales) hay locales nocturnos cuyo personal “arriba de países donde no luce el sol”, al decir de Tomás Morales. Y mayoritariamente desde Inglaterra, como si en Lanzarote hubieran fondeado o atracado buques en cuyos mástiles “...ondea victoriosa / la púrpura violenta del pabellón Royal...”.  

  Por tanto, estimado lector, ¿puede extrañarnos como usuarios y hablantes del español el cartel que José Luis Medina Peñate, exalumno y hoy profesor de Inglés, vio y fotografió en un pub de Costa Teguise? No había personal español, los puestos de trabajo están ocupados por gente de fuera atraída por la embelesadora flauta de acaso una ficción, una fantasía, una vana ilusión… 

   Me recuerda a otro cartel también enviado por un exalumno desde La Graciosa. En él ruegan que no tiren el papel higiénico al retrete “para evitar havarias de la tuberia”. Pero hay más: ruega que “Pongan todo al cubo”. ¿Significa que elevemos matemáticamente al cubo nuestras pasturas? ¡Ditoseadiós! ¿Y una vez agigantadas y multiplicadas, dónde las tiramos, acaso a la marea? ¿Y si la “havariamos” desde la isla hasta el Archipiélago Chinijo? (Ambos ejemplos parecen significar que tanto en  Costa Teguise como en La Graciosa la mano del inglés -o de cualquier otro extranjero- se impone en locales públicos.) 

  Si solo fuera así, retiraría la denuncia presentada ante la Fiscalía de Delitos Lingüísticos. A fin de cuentas no tienen obligación de conocer la lengua española por más que trabajen en tierra española (o, al menos, a nombre de España). Pero sí rasca mi sentimiento como patriota el mal uso de la lengua cervantina. Mil años son muchos siglos de tradición lingüística desde que las iniciales palabras derivadas del latín empezaron a dar vida a una lengua surgida del mismo: el castellano. Es decir, aquel cidcampeador idioma con el cual España llevó la fe a tantas geografías de idólatras, negros sin alma; conquistó mares, océanos, países (incluso saqueó la ciudad romana del papa católico) para propagar la palabra de la religión y del Imperio hacia Dios.  

El saco de Roma Francisco Javier Amérigo y Aparici. 1887. (Museo del Prado, Madrid
El saco de Roma Francisco Javier Amérigo y Aparici. 1887. (Museo del Prado, Madrid

  DOS. Los extranjeros con puesto de trabajo, obviamente, lo hacen por su cuenta o para las multinacionales (hoteles, residencias, restaurantes, nocturnidades…). Es mano de obra desesperada y barata, obligada por las circunstancias a aceptar condiciones laborales rechazadas por canarios (circulan por redes sociales experiencias personales de camareros).

TRABAJADOR EXTRANJERO

 TRES. Se trata de empresas (no todas) que invierten sin rigurosos requisitos y silencios canarios, mutismos canarios e incluso afonías éticas… canarias (generalizo), acaso por incompetencias... o vaya usted a saber. Compañías extranjeras que, en la defensa de sus intereses económicos, muestran insensibilidades ante todo y disparatan subidas de precio en viviendas de alquiler como las llamadas “de fondos buitre”. Un ejemplo: con bendiciones del Ayuntamiento, en el barrio capitalino de Guanarteme (“La Nueva Italia”) se proyecta un edificio de once plantas. Once.  

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Infografía del edificio de once plantas de la calle Castillejos

Tres torres de 11 plantas bordearán el nuevo paseo peatonal de Guanarteme Teresa García Santana LA PROVINCIA

   Esta situación me trajo a la memoria unos versos del poema “La maleta” que no es, precisamente, lo mejor de Pedro Lezcano desde el punto de vista poético, pero sí cumplió la función de denuncia sobre la subasta de nuestro hábitat: “Vendía un alemán, compraba un sueco / ¡y lo que se vendía era mi tierra!”.  (Por cierto, ya lo había adelantado el tinerfeño Rodríguez Figueroa en El cacique, 1901: “El mal de nuestros males está en esa turba de hijos del país [Tenerife] donde campea algún que otro extraño”.)

 

La maleta

Pedro Lezcano

PEDRO LEZCANO

Ya tengo la maleta,
una maleta grande, de madera:
la que mi abuelo se llevó a La Habana,
mi padre a Venezuela.
La tengo preparada: cuatro fotos,
una escudilla blanca, una batea,
un libro de Galdós y una camisa
casi nueva.
La tengo ya cerrada y rodeándola
un hilo de pitera.
Ha servido de todo. Como banco
de viajar en cubierta,
y como mesa y, si me apuran mucho,
como ataúd me han de enterrar en ella.
Yo no sé dónde voy a echar raíces.
Ya las eché en la aldea.
Dejé el arado y el cuchillo grande,
las cuatro fanegadas de la vieja...
- La hostelería es buena, me dijeron.
Y cogí la bandeja.-
Si señor, no señor, lo que usted mande,
servida está la mesa...
Yo por vivir entre los míos hago
lo que sea.
Vi a las mujeres pálidas del norte
arrebatarse como hogueras
y llevarse las caras como platos
de mojo con morena,
tanto que aquí no dejan ni rubor
para tener vergüenza...
Vi vender nuestras costas en negocios
que no hay quién los entienda:
vendía un alemán, compraba un sueco,
¡y lo que se vendía era mi tierra!
Pero no importa, me quedé plantado.
Aquí nací, de aquí nadie me echa.
(Hasta que el otro día lo he sabido,
y he hecho de nuevo la maleta.)
He sabido que pronto van a venir de afuera
técnicos de alambrar los horizontes,
de encadenar la arena,
de hacer nidos de muerte en nuestras fincas,
de emponzoñar el aire y la marea,
de cambiar nuestros timples por tambores,
las isas por arengas,
las palabras de amor por ultimátums,
por tumbas las acequias...
Si se instalan los técnicos del odio
sobre nuestras laderas,
los niños africanos, desvelados
bajo la lona de sus tiendas,
mirarán con horror las siete islas,
no como siete estrellas,
sino como las siete plagas bíblicas,
las siete calaveras
desde donde su muerte, y nuestra muerte,
indefectiblemente se proyectan.
Yo por mi partecojo la maleta.
La maleta que el viejo
se llevó a las Américas
en un barquillo de dos proas,
¡Qué valientes barquillas atuneras!
Tienen dos proas, una a cada lado,
para que nunca retrocedan.
Vayan a donde vayan siempre avanzan.
¿Quién dijo popa? ¡Avante a toda vela!
Y yo...voy a marcharme, reculando.
Voy a dejar que crezca
sobre esta tierra mía
toda la mala hierba.
Voy a volver la espalda al forastero
que vendrá con sus máquinas de guerra
para ensuciar de herrumbre las auroras,
de miedo las conciencias...
Pensándolo mejor, voy a sacarde la vieja maleta
el libro, la escudilla, la camisa,
la batea,voy a pintar y a barnizar de nuevo
su gastada madera,
voy a quitarle el hilo y a ponerle
la cerradura nueva.
Y con ella vacíame acercaré a la Isleta,
y al primer forastero de la muerte
que llegue a pisar tierra
se la regalo, para siempre suya,
y que la use y nunca la devuelva.
¡No quiero más maletas en la historia de la insular miseria!
Ellos, ellos,que cojan ellos la maleta.
Los invasores de la paz canaria
que cojan la maleta.
Los que venden la tierra que no es suya
que cojan la maleta.
Los que ponen la muerte en el futuro
que cojan la maleta¡
Que cojan la maleta,
que cojan para siempre la maleta!
 

 

EL CACIQUE
LUIS RODRÍGUEZ FIGUEROA
LUIS RODRÍGUEZ FIGUEROA

 CUATRO. Agrego la terrible y muy peligrosa torpeza (¡tantas veces denunciada y otras tantas pateada!) de centrar un elevadísimo tanto por ciento de nuestra economía regional en el turismo masificado (turismo de masas cuyos gastos los abona fuera del país). Y esto significa, otra vez, casi la exclusiva dependencia del exterior a pesar del tremendo talegazo que Canarias sufrió desde el inicio de la pandemia. 

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Un laboratorio de Nueva York confirma lo evidente: Canarias no puede soportar su modelo de turismo de masas - por Eugenio Fernández

  Pero -¡oh, tristes limitaciones las del  pensamiento oficial!- la dantesca experiencia no sirvió de magistral lección. Ni por asomo. (¿Podría aplicarse el proverbio latino Quod Natura non dat, Salamantica non praestat, ‘Lo que no da la Naturaleza [la Universidad de] Salamanca no lo consigue’? ¿O quizás es otra su llamativa limitación?) 

NATURA CANARIAS

 * Gracias a Nicolás Guerra Aguiar

NICOLÁS GUERRA AGUIAR
 

 

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