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viernes, 26 de abril de 2024 15:48h.
falacia
Firmas

La falacia de la "justicia universal" - por Teodoro Santana

La "justicia" sólo es real cuando la ejerce el que tiene la fuerza contra el débil. Creer que puede haber una "justicia" justa es puro idealismo de quienes se tragan toda la palabrería burguesa sobre el Estado de Derecho y demás zarandajas.

Economía

EL BBVA se adhiere a la falacia taimada del FMI: que bajen los salarios, para crear [dicen] empleo

La estrategia ultraliberal despliega sus ofensivas por varios frentes, lanzando al ataque a sus diferentes unidades tácticas. Esta vez, le toca al BBVA que, además de contribuir al aplatanamiento popular con el espectáculo cirquense (acepción romana) que llaman deporte, lanza estos dardos envenenados. Eso sí: de los beneficiosd empresariales y de la benevolencia fiscal con los de arriba, de eso no hablan.

Política

La falacia de los nacionalismos - Eligio Hernández


Aunque nacionalista convencido, no tengo ningún inconveniente en recomendar este artículo de Eligio Hernández que publica SAN BORONDÓN. No solamente aplicando el sentido de la frase de Alfonso Guerra que cita al final del texto, sino, sobre todo, porque no me siento en absoluto aludido en lo que dice. Eligio cae en el extendido error reduccionista de tomar una versión mal entendida del nacionalismo como si fuera el todo del nacionalismo.
Economía

Rajoy mantiene los privilegios fiscales a las SICAV, con la misma falacia que Zapatero


Ya saben que las Sociedades de inversión de capital variable, SICAV, documentan el procedimiento por el que las grandes fortunas pueden especular con toda libertad pagando unos impuestos prácticamente cero, el 1 %.

Y sabrán también que toda la izquierda que piense con la cabeza y mantenga sus posiciones ideológicas demanda, con toda la fuerza, que se aumente la presión fiscal a las grandes fortunas y a las grandes empresas, hasta los límites razonables, empezando por estas SICAV. Con esto, más la disciplina fiscal que hiciera que la gente rica pague sus impuestos, se solucionaría el enojoso asunto del déficit, sin necesidad de recortar derechos, libertades y condiciones de trabajo. Y sobrarían recursos para la inversión pública que reactivara la economía. Y, además, se reprimiría la especulación financiera, fuente original de la depresión. Como vemos, una fórmula sencilla de evitar la tremenda tragedia que nos aflige.