Antonio Aguado destaca esta información importante de Soledad Cabezón en EL DIARIO, sobre la lucha increíble -incréible, por lo que hacen, pero, sobre todo, porque tengan que darla- de las personas víctimas de la aplicación de la talidomida, a mediados del siglo pasado. Unas personas espantosamente afectadas por, se dice un error, pero que yo, Chema Tante, llamo fruto de la codicia de empresas farmacéuticas y de la inacción de los gobiernos.
Mientras todo esto sucedía, me encontré con el camarada Juan Luis Betancor Ojeda. Juntos habíamos peleado contra el franquismo y ahora estábamos en las mismas circunstancias, en el ejército. Me dijo que no resistía tanta represión y persecución y me propuso desertar, pero le dije; eso conduce a una perpetua huida y a estar escondido mientras dure la dictadura. Él hizo caso omiso a mi advertencia y se fugó del cuartel. Largo tiempo después le volví a ver, yo había cumplido el servicio militar y él seguía en busca y captura. Había huido a Alemania, volvió para ver a su familia y desapareció.
Casa Sindical de Santa Cruz de Tenerife. 3 de diciembre, a las 9:30