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jueves, 28 de marzo de 2024 09:57h.

Del dinero y de la trampa que se está forjando con la digitalización (I) - por Leopoldo de Gregorio

 

ether bitcoin

LEOPOLDO DE GREGORIOCon los Ethers esto no es así, no hay un límite y se seguirán creando indefinidamente siempre que haya usuarios en la plataforma. Por tanto, y aunque Bitcoin es mucho más usada, la moneda de Ethereum tiene una base mucho más consistente para sustituir a las monedas tradicionales

Del dinero y de la trampa que se está forjando con la digitalización (I) - por Leopoldo de Gregorio *

Con los Ethers esto no es así, no hay un límite y se seguirán creando indefinidamente siempre que haya usuarios en la plataforma. Por tanto, y aunque Bitcoin es mucho más usada, la moneda de Ethereum tiene una base mucho más consistente para sustituir a las monedas tradicionales

Simplificando, un contrato inteligente es un código software que dice "si pasa esto haz esto otro" de una forma distribuida en el blockchain y que por tanto no puede manipularse. Por eso se suele hablar de "contrato" más que de "software".¿Qué ventajas tienen estos contratos inteligentes? Primero, son inmutables, es decir, una vez que se crean no se pueden modificar ni falsificar. Y segundo, son seguros. Al no ejecutarse en un servidor central sino en una red distribuida la seguridad es mucho mayor.

Se puede lanzar un contrato que libere unos fondos solo si se alcanza un porcentaje concreto de votos positivos. Esto puede ser interesante para evitar desfalcos en la gestión de dinero en asociaciones, por ejemplo.

El segundo problema es cómo ligar los servicios externos con el contrato inteligente. Por ejemplo, si contratamos un seguro a través de Ethereum no tenemos que confiar en la empresa de seguros, ya que el contrato se ejecutará cuando se cumpla la condición requerida. Pero, ¿quién dice al contrato que la condición se cumple? En casos como por ejemplo precios de materias primas o acciones es relativamente fácil encontrar un sitio de confianza por ambas partes, pero en el caso de los seguros clásicos (siniestros de hogar o automóvil) sigue siendo necesario un perito que diga al contrato lo que debe hacer.

Por tanto los contratos inteligentes tienen ciertas ventajas respecto a cómo realizamos ciertas operaciones a día de hoy, pero sigue habiendo lagunas que no nos permiten confiar todo a un código software.

La principal amenaza para Ethereum es que aunque es el gran exponente de los contratos inteligentes es muy fácil de replicar, y cualquiera podría llegar y montar un clon que les quite la relevancia. La experiencia nos dice que al Bitcoin le salieron muchos competidores, aunque también es cierto que Bitcoin sigue siendo líder pese a sus pegas frente a otras criptomonedas. Ethereum ofrece algo distinto y ser el primero es clave.

El segundo problema que tiene Ethereum, y este sí es serio, es que los nodos están muy concentrados en los creadores. Una de las ventajas de los contratos inteligentes es que hay un sistemas distribuido y permite que la operación sea segura y confiable. Si los nodos están concentrados se pierde una de las características, la manipulación está al alcance de los creadores o de atacantes que pueden concentrar su esfuerzo en manipular unos pocos nodos.

El tema que hoy me ocupa ha sido tratado en numerosas ocasiones. Sin embargo, a mi entender, en ninguno de ellas se has esbozado las ominosas amenazas que su instauración habrá de conllevar: me refiero a la abolición del dinero en efectivo.

Todos sabemos las ventajas que concurren con la utilización del dinero digital al compararlas con las que acaecen cuando tenemos que hacer uso del dinero en metálico. Entre ellas se han citado el robo, la evasión y la elusión fiscal, el narcotráfico, el terrorismo, la trata de blancas, la prostitución, el mercado negro y la economía sumergida. Lo que no conocemos con la misma suficiencia son las consecuencias a las que nos veremos abocados por el uso de un dinero digital que no teniendo una representatividad fáctica, se encontrará bajo la potestad de una entidad sobre la que no podremos ejercer un control.

Todos sabemos que este modelo económico que fue denominado como capitalismo constituye un fracaso; que para persistir ha tenido que ir utilizando una serie de pautas que evitaran su merecida desaparición; desde la extracción de plusvalías absolutas a la financiarización, pasando por las encarnadas en el taylorismo; la mecanización y una incipiente hasta ahora robotizaciön; las relacionadas con unas acreditaciones que le permitieran superar la falta de demanda presente con una demanda pospuesta en el tiempo; las derivadas de una globalización que le facultara mantener su tasa de ganancia utilizando los bajos salarios existentes en otras partes del planeta. Lo que no conocemos con la misma precisión es que agotadas todas estas pautas (como queda demostrado por los fracasos que está experimentando en su intento de salir de esta larga y predeciblemente interminable crisis), es que en la busca de una solución que no puede ser resuelta por medio de pautas, a través de la desaparición del dinero en metálico está tratando de apropiarse a través de su gestión de un recurso que como el dinero, como unidad de valor, es aquello que está representando a las riquezas. Lo que no se nos dice es que ante las incertidumbres que habrán de seguir derivándose de un modelo económico que se desenvuelve en una permanente serie de crisis, los escardados no podrán sacar sus fondos de la banca para guardarlos debajo de un colchón. No podrán hacerlo porque el dinero sólo un apunte bancario. No podrá ocurrir un corralito porque el modelo ya se habrá convertido en un corral digitalizado. Se evitará la incapacidad que actualmente tienen los bancos centrales para reactivar la economía a través de una imposición de intereses negativos a los depósitos de la banca, porque al no disponer sus nominativos propietarios la capacidad de ponerlos a mejor recaudo, se verán motivados a un consumo de lo que sin esta imposición habría sido un ahorro. Con independencia de la alevosía con la que, en lo que se refiere a gravámenes y multas, la Administración se atribuye la facultad de saquear los fondos digitalizados que ostentan los depositantes de la banca, los que detenten el poder (que en este caso no será sólo la Administración) no sólo estarán inmiscuyéndose en la consubstancialidad del derecho a la propiedad; el buscado control con el que regular las monstruosidades que se generan con el uso del dinero en metálico estará acompañado por nuestra nula capacidad de controlar a los que hayan de ejercer el control. Como ocurre con los gastos que la banca detrae de nuestras cuentas y los cargos que por una u otra causa nos impone la Administración, el derecho a recusarlos sólo podremos impugnarlo en los tribunales. No nos será dable rechazarlos cambiándonos de banco, puesto que en todos ellos nos encontraremos con el mismo problema. Como siempre ocurre cuando desde arriba se nos ofrece implantar una tecnología que facilite nuestra vida (en este caso a través del encomio con el que exhortan  la instauración del dinero digital), se nos está tomando la lana.  Y no le estoy adscribiendo a este término un significado coloquial. Porque, cuándo dentro del aprisco (como a buen seguro habrá de ocurrir), desaparezca el privilegio de llevar a cabo transacciones sin cargos ni mantenimiento, ¿creéis que las exenciones con las que la banca promociona este proceso; los pagos electrónicos que efectuemos con la tarjeta Visa, y otros incentivos con los que actualmente nos están metiendo en el redil los van a mantener? ¡Todos a la majada! Que para eso papá Estado vela por los intereses de los que le han conferido con el balido voto una "representatividad" con la que incumpliendo sus promesas nos utiliza en nombre de la democracia..

Es cierto que haciendo uso de la digitalización podríamos conocer el trasiego de fondos con el que los grandes capitales evaden el control; pero ¿creéis que ante el poder que éstos ejercen sobre los que tendrían que regularlo, la digitalización podrán llevar a cabo esta encomienda? ¿Sois conscientes que la revalorización que está alcanzando el bitcoin  (un incremento del valor que ya lo ha llevado a ser equiparables el de una onza de oro), está fundamentada exclusivamente en los 21 millones de estas unidades que como límite, afirman los limpios de corazón habrá de determinar a esta moneda? ¿No será más acertado (y aquí no voy a utilizar el adjetivo), que la razón de esta revalorización radica en la opacidad que acompaña a una digitalización que pretende imponerse sin que sin que conozcamos exactamente en qué puede derivar? ¿No están ya en el mercado unas tarjetas de débito  que aseguran el anonimato de sus tenedores?

Todos sabemos que existe un Fondo de Garantía de Depósitos que "asegura" nuestras imposiciones en la banca; ¿pero si nuestro banco quiebra, este Fondo los está garantizando? ¿O es que no recordáis aquella frase del representante en Europa de Lehman Brother, y hoy re-putado ministro de economía, según la cual se tuvo que rescatar la banca para asegurar los depósitos de millones de ciudadanos? ¿Qué es lo que asegura lo que ha de ser asegurado si lo que se utiliza es un argumento de esta naturaleza? ¿Qué es lo que ocurriría si dependiendo exclusivamente de un dinero digitalizado se produjera un fallo en el suministro de energía; o en los sistemas informáticos; o en un cyberataque? ¿Tendríamos que esperar resolver nuestros problemas cuando estos probablemente implicarían la desaparición de toda la información que se hubiera recogido de manera digitalizada? ¿Si sois conscientes del espionaje que practican en la actualidad las grandes empresas para, conociendo los gustos e inclinaciones de los compradores establecer una política empresarial que condicionándolos y satisfaciéndolos les sirva para incrementar sus ventas, cuando con la digitalización de nuestras adquisiciones estamos mostrando unos rasgos de nuestras preferencias que atenta contra nuestras libertades personales? Por último ¿no es cierto que de no ser implantada esta digitalización de una forma universal (una instauración que a tenor de las diferencias estructurales e incluso sociológicas que concurren en la mayor parte de los países menos desarrollados resulta inviable), se produciría en los que la hubieran materializado la digitalización una afluencia de divisas con las que contrarrestar los condicionamientos con los que ésta nos estaría maniatando?

Pero esto, con ser indescriptible, no es ni mucho menos el mayor peligro que se yergue tras la completa digitalización del dinero. Lo más ominoso va a ser la prevaricación con la que los gobiernos, en su connivencia con los poderes económicos, van a colaborar en lo que se refiere a unas valoraciones que como consecuencia de las financiarizaciones que ha venido practicando la banca no se corresponde con las riquezas existentes. Obligatoriamente ha de llegar un momento en el que, para desembarazarse de lo que es tan solo humo habrán de equiparar el dinero digitalizado que estuviera representando a los bienes reales con el que figure en las cuentas de la banca como apuntes acreditados sus pasivos; es decir, en la nada.

Si tenemos en cuenta que lo que entre otras cosas han llevado a cabo estos malhechores ha sido comprar una parte substancial de la basura que han creado, cargando su valor nominal al sector público (eso sí, asegurando que "el rescate no nos costará un duro"), ¿van a dudar en apoderarse de lo que para volver a rescatarla ya les hayamos entregado? Lo que ahora están tratando de materializar es obligarnos a que ese poder adquisitivo que como unidad de valor nos permite comandar un dominio sobre lo que hayamos de adquirir, se encuentre enclaustrado en una cueva de ladrones al objeto de que, gestando los depósitos de un M2 e incluso un M3 que con ciertas salvedades podría ser real, sea progresivamente equiparados con derivados como los  CDS y otras basuras colaterales  que figuran en las cuentas del Gran Capitán. ¿Os imagináis lo que representaría la "substanciación" de esta niebla y este hollín en el volumen de la masa dineraria que hubiéramos puesto en manos de estos facinerosos? ¿En función de la enorme cantidad de basura, repito, que estos malhechores han creado, podéis imaginaros qué valor adquisitivo tendrán los depósitos que os están induciendo utilicéis a través de un dinero digital que estará secuestrado por gentuza de esta calaña?

A la espera de abundar en el próximo lo que estos bastardos nos están preparando, espero que con lo que he y habrá de ser expuesto podamos conjurar  la encerrona con la que a través de la publicidad y de los incentivos nos están embaucando. Pero para ello no sólo tendremos que rechazar la comodidad que representa utilizar una tarjeta como único medio con el que llevar a cabo nuestros pagos. Sobre todo tendremos que dejar de balar.

* En La casa de mi tía por gentileza de Leopoldo de Gregorio

LEOPOLDO DE GREGORIO