Aunque sea breve, no me resisto, por lo claro, certero y rotundo, a reproducir el comentario de Julián Ayala: Genocidas a gran escala: Sabíamos que el capitalismo mata, y mata a placer, y mata muchísimo... y mata a escala planetaria. Una constatación más, asunto de este hallazgo histórico del investigador de Stanford Benjamín Franta, que publica (artículo de pago) la página NATURE CLIMATE CHANGE y comentan en DEMOCRACY NOW. Los petroleros USA, acreedores legítimos a ese apelativo de genocidas, sabían desde los años cincuenta del XX de los terribles efectos de su actividad. Incluso su capo, Frank Ikard, advirtió: “...todavía hay tiempo para salvar a las poblaciones del mundo de las consecuencias catastróficas de la contaminación, pero el tiempo se está acabando”. Pero esta banda criminal no solamente mantuvo su lucrativo asesinato masivo, sino que es sabido que abortó de todas las maneras que pudo las investigaciones sobre renovables y sobre vehículos y maquinarias no contaminantes. Malditos sean, el tal Irard y toda su banda.