¿Hasta cuando los privilegios de la Iglesia? Comenta Antonio Aguado

De los poderes fácticos, el de la Iglesia es el que más se ha mantenido en el tiempo y por supuesto, con posturas ultraconservadoras en contra de todo lo que se ha venido implantando a favor de la libertad y la justicia social. Inexplicable que desde el advenimiento de la democracia hayan (y hay) habido más gobiernos socialistas y ahora en coalición con una organización política como Sumar que se precia ser de izquierda y continue con sus privilegios de siempre: la arbitraría e injusta enseñanza privada-concertada, la no confiscación de sus tantas miles de propiedades inmatriculadas, casilla especifica para obtener beneficios en la declaración de la renta, enseñanza de la religión en colegios públicos, con profesores pagados con los presupuestos de las comunidades autónomas, pero que los contratan y despiden arbitrariamente los respectivos obispados, curas en los hospitales públicos y que igualmente su remuneración corre a cargo de nuestros impuestos, lo mismo que los párrocos en el ejercito, monjas que gestionan residencias sociales públicas y que aleccionan a sus residentes, retransmisión en un Estado que se dice confesional de la misa todos los domingos en la TVE y sobre todo, el mantenimiento del Concordato con el Vaticano, nada de extrañar pues la embajadora de España en ese minúsculo pero muy rico (“y generoso”) país la que fue ministra de Educación Isabel Celaá y aprobó estando vigente la octava ley educativa desde el primer gobierno la llamada como Lomloe o Ley Celaá.    

Antonio Aguado Suárez

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