Porque lo que nos recuerda María Fresno lo sabemos todos y todas, incluso los más fervientes defensores de las medidas de austeridad. No hay dinero público porque a las grandes fortunas y a las grandes empresas se les aplican tasas impositivas ridículas, excenciones fiscales insultantes y trato benevolente ante las conductas delictivas en la materia. 

Y no me olvidaré de Canarias, donde eso ocurre igual, en términos objetivos, que en el resto del estado pero de manera mucho más grave realtivamente, porque nuestros salarios son los más bajos, nuestros precios, de los más caros y proque nuestros servicios públicos han deteriorado su calidad mucho más rapidamente que en el resto del estado. Y, además, como guinda ácida del podrido pastel, la malinterpretación dolosa de mecanismos como la RIC o el REA, favorecen de forma intolerable a los intereses particulares frente a los colectivos.

Escandaloso es poco decir.

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