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jueves, 25 de abril de 2024 06:27h.

Movilidad exterior y otras sandeces finas - por Ana Beltrán

"Hace  tanto  tiempo  que ando inmersa en este país del mal vivir que ni siquiera  la  primavera, tan  cantarina  ella,  ha logrado levantarme el ánimo. Lo único que ha hecho es acelerar el desbordamiento de mis cataratas.  Y  entre  el pre  y el pos operatorio no me había podido acercar a este magnífico boletín,  que tan bien nos informa, y en el que su director tiene la amabilidad  de dejarme cantar  y contar  las  cosas  que me  traen  a  mal traer.  Y aunque  aún no ando del todo  “católica”,  me voy  a atrever a hacerlo.  Pero lo cierto es que no sé por dónde empezar. ¡Son tantas las sandeces que he escuchado últimamente!... De los que nos gobiernan ahora y de los que nos gobernaron antes. Si no, ustedes dirán…"

Movilidad exterior y otras sandeces finas - por Ana Beltrán

Hace  tanto  tiempo  que ando inmersa en este país del mal vivir que ni siquiera  la  primavera, tan  cantarina  ella,  ha logrado levantarme el ánimo. Lo único que ha hecho es acelerar el desbordamiento de mis cataratas.  Y  entre  el pre  y el pos operatorio no me había podido acercar a este magnífico boletín,  que tan bien nos informa, y en el que su director tiene la amabilidad  de dejarme cantar  y contar  las  cosas  que me  traen  a  mal traer.  Y aunque  aún no ando del todo  “católica”,  me voy  a atrever a hacerlo.  Pero lo cierto es que no sé por dónde empezar. ¡Son tantas las sandeces que he escuchado últimamente!... De los que nos gobiernan ahora y de los que nos gobernaron antes. Si no, ustedes dirán…

Según Felipe González  (quién le ha visto y quién lo ve), el rey es la persona más conocida de España y parte del universo, por eso hay que perdonarle todos sus errores, y hasta sus meteduras de pata.  Lo de conocido es cierto,  hasta en Qatar saben quién es él  y a qué  dedica el tiempo libre.  Lo conocen en persona  y a través de la línea telefónica, lo mismo por  las llamadas auténticas que por  las  supuestas.  Las suyas,  claro: “¿Es Qatar?  Pásame  con  el Emir,  y de paso ve diciéndole  que el Rey de España está al aparato… Y en apuros”.        

Más que en apuros  la señora de  Cospedal anda  apurada; tiene prisa por hacernos creer lo increíble,  soltando sandez  tras sandez, como es el caso de la “movilidad exterior”. ¡Hay qué ver lo creativos que son  estos  peperos en el uso exagerado de verbalismos! Ahora sé que se suelen emplear  a  falta  de ideas.  ¡Así se entiende!...  Lo malo es que, al carecer de ellas,  nos van  a seguir machacando por los siglos de los siglos con sus expresiones  poco razonadas.  Los académicos de la RAE andarán muertos de envidia, seguro que  ellos  no  tienen esa habilidad  a la hora de darle vueltas a la Lengua.  La cuestión es: ¿esa facilidad de los  P y P es  innata o aprendida? Sólo se sabe que ante la falta de conceptos  la creatividad  crece,  lo cual sería  pura controversia  si no fuera  porque la emplean sólo para confundirnos, lo que ya es tradicional en esta clase de políticos, líderes en verbalismos  engañosos.

Más que engañosa,  la nueva ley de costas es vergonzosa; anoche me acosté con ella rondándome,  cual serenata de enamorado en amores antañones, cantándole  a  la  amada de su corazón (¡vaya cursilería!). La verdad  es que dicha ley no me sorprendió, no esperaba otra cosa de esta derecha recalcitrante,  a  quien el medio natural siempre la ha traído al pairo. Es cierto que más de medio millón  de personas se van a beneficiar de esta ley, y que están saltando de júbilo por ello,  pero  esa no es la cuestión. Estoy convencida de que a todos nos gustaría dormir con un pie en la ola. Por fortuna somos  muchos  los que preferimos  hacerlo sin que llegue a rozarnos con tal de preservar  lo que debería  ser  un bien  de todos. Y como espacios naturales, de sí mismos, incluida fauna y flora. Pero de los que ahora nos gobiernan a golpe de desvergüenza y escasa sensibilidad,  poco o nada podemos esperar.  

Cuando hablo de la desvergüenza  del  gobierno lo hago analizando sus acciones,  cuyas  funestas  consecuencias se acrecientan  día a día, y de las que son responsables todos y cada uno de sus miembros: la falsa metamorfosis de Ruiz Gallardón,  la medicina a reculones de la insensible Ana Mato, las duchas frías de Cañete,  el erre que erre de Soria, la ineptitud de  Wert, la chulería de  Montoro, la arrogancia de Margallo…  

Ante tanto  desatino,  y desatinado, uno acaba por preguntarse: ¿esto que estamos viviendo es real, o es que nos lo quieren hacer ver? Lo que yo creo, ahora que tengo tiempo para pensar,  es que lo hacen adrede. De otra manera no les saldría como les sale.

Y  hablando de salir…  Bien airosa salió de su presunta e impensable imputación  Cristina  de  Borbón  y  Grecia, con todos sus demás nombres, que para eso es Infanta de España.  El que no quedó nada airoso fue el  juez  Castro.  ¿Con quién hemos topado esta vez, querido Sancho?  Algún día lo sabremos.