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No consintamos que nos arrebaten la Sanidad Pública: la mejor - por Erasmo Quintana *

Pensar que el progresivo desmantelamiento de la Sanidad Pública y sus graves consecuencias más visibles es un proceso que tan solo se produce en las comunidades gobernadas por el PP, resulta una peligrosa temeridad.

En Canarias, y bajo el Gobierno del llamado “Pacto de las Flores” se está manifestando uno de los síntomas más recurrentes del progresivo desmantelamiento del Servicio Canario de la Salud. Esto, sin tener en cuenta actitudes cuestionables de sus responsables y rectores más significados. El “caso mascarillas” por ejemplo, investiga la compra de un millón de éstas por cuatro millones de euros durante la pandemia del Covid-19. En el procedimiento, ya han prestado declaración en la Magistratura el exdirector del Servicio Canario de la Salud, Conrado Domínguez; la directora general de Recursos Económicos del SCS y el administrador de RR7 United, Rayco G., investigados por presuntos delitos de prevaricación, tráfico de influencias, estafa y blanqueo de capitales.

Los trabajadores del sector sanitario son los primeros en estimar que esa tendencia es un lamentable error que opaca la “verdadera” voluntad de privatización de la sanidad, porque es la línea estratégica y deseada por el gran capital, además de que se viene ejecutando sibilinamente desde hace décadas, con diversos ritmos, por la totalidad de los partidos implantados en el sistema, sobre todo la de aquellos con más posibilidades de gobernar.

Hace poco, hemos sabido por los medios de comunicación lo saturado que está el Servicio de Urgencias del Hospital Insular, cuyo problema no solo se ha cronificado con el tiempo, sino que ya se ha “normalizado” y visto como algo natural. Sobre esto tan grave nos estamos refiriendo.

En estos días, más de un centenar de pacientes se encontraban en el H. Insular hacinados en Urgencias, y de ellos, cincuenta estaban ocupando los pasillos.

La saturación en un hospital no debemos mirarla como lógica y normal, habiendo medios, como los hay, de aprovechar infraestructuras (el antiguo Colegio Universitario de Medicina, por ejemplo, a escasa distancia del Insular). La Plataforma Reivindicativa Sociosanitaria de Canarias, a la que pertenezco, lleva tiempo proponiendo a los responsables el inmediato uso de este inmueble, para así paliar, con la urgencia requerida, su inmediato uso. El problema del hacinamiento que se eterniza no puede esperar el santo advenimiento, porque la dramática necesidad “es de  ahora”, no de a futuro, y porque todas esas personas de edad avanzada, necesitadas de un cobijo y atención, no pueden esperar dos o tres años más en la construcción de un nuevo edificio.

El antiguo Colegio de Medicina lleva doce años cerrado. Pertenecía al Cabildo Insular, y a él fue devuelto por el rector de la ULPGC. Fue la Plataforma Reivindicativa Sociosanitaria de Canarias quien lo puso en el candelero, pues ningún rector del ámbito sanitario se daba cuenta, y eso que lo tenían tan cerca. Quienes están en el deber de asumir el reto, después de “marear la perdiz” con nuestra Plataforma, finalmente han decidido que hay que derribar todo y levantar de nueva planta uno nuevo. Esto, como es lógico, supone años y una inversión gigantesca. Mientras, allí no se ha movido una sola piedra; no sabemos siquiera si ya se está trabajando en los planos, mientras que el problema deshumanizante de hacinamiento, allí estará sin resolverse a las calendas griegas.

Con esta situación sabemos que podemos morir en Urgencias. Nadie lo ha registrado y recogido todavía, pero ya habrá fallecido más de uno. El problema ante el que estamos no es baladí. Hay un conformismo y desmovilización de la sociedad canaria tan grande, que es, creemos, la causa principal del conservadurismo y la inanición para hacerle frente al problema de la parte concernida. Teníamos una Sanidad ejemplar y de las mejores del mundo. Ésta ha ido cambiando y ya no lo es. Detraer recursos económicos de la Sanidad Pública -esa que disfrutamos todos sin distinción- para beneficiar a la Sanidad Privada, lo han convertido en tendencia. Es por ello que no extraña que dicha práctica no sea en exclusiva del Partido Popular, también lo hace en Canarias el Gobierno de PSOE-NC-Podemos-ASG o “Pacto de las Flores”.

En otro orden, comentar la deriva que ha tomado la actuación de los políticos en su enfrentamiento ideológico. Tenemos el insulto personal como arma política, y echamos de menos aquellos políticos que hicieron este remedo de Transición democrática. Había nivel, sin duda. Preparados intelectualmente y respetuosos, con permiso de Alfonso Guerra (PSOE), que fue el primero en ser la excepción: tildó al bueno de Adolfo Suárez de “tahúr del Mississippi”. Hoy, la caballerosidad parlamentaria no existe. Y lo último, el ataque barriobajero machista de una diputada de VOX a Irene Montero (UP) por la ley del “Solo Sí es Sí”. Ante esto pido árnica o ayuda, pues me declaro derrotado.

* En La casa de mi tía por gentileza de Erasmo Quintana