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martes, 23 de abril de 2024 10:22h.

Se trata de poner la economía canaria al servicio de la mayoría social

Las constantes históricas de la economía canaria - por Domingo Méndez

 

FRASE DOMINGO M

 

Las constantes históricas de la economía canaria - por Domingo Méndez

El cacicato agro-exportador canario, beneficiario del reparto de tierras y agua tras la conquista castellana de las islas de realengo, aprovechó la situación geográfica y el clima de las islas para dedicar el suelo a cultivos de exportación demandados en los países del área atlántica europea.

Primero la caña de azúcar, que fue buena parte del siglo XVI el cultivo de exportación hasta que el menor coste de producción del azúcar caribeño la desplazó de los mercados europeos; luego, el vino, hasta bien entrado el siglo XVIII cuando tiene la competencia de Jerez, Oporto y Madeira que limita su mercado europeo, aunque conserva buena parte del americano; más tarde, tras la independencia de las colonias americanas, la cochinilla, hasta que los tintes sintéticos la desplazan en la industria textil; finalmente, con la navegación a vapor y el almacenamiento en cámaras frigoríficas, se exportan a Europa, fundamentalmente al mercado británico, plátanos, tomates y papas, hasta bien entrado el siglo XX.

En todo este tiempo la clase dirigente canaria aprovechó sus privilegios fiscales, su independencia de la Casa de Contratación de Sevilla para exportar, de contrabando, mercancías europeas, sobre todo británicas.

Nunca los Austria, a pesar de las continuas denuncias, ni más tarde los Borbón, impidieron el contrabando ni limitaron los privilegios fiscales y comerciales canarios, que beneficiaban también a los exportadores británicos. La razón: era mucho más barato mantener la soberanía política en Canarias, necesaria para el comercio con las colonias americanas, haciendo la vista gorda, que estableciendo tropas en  Canarias.

Las consecuencias de esa política económicas han sido, siempre, la no diversificación económica y la dependencia de la importación de productos artesanos y industriales. Pero elo importó siempre poco, porque permitía mantener muy bajos salarios.

No es hasta la Primera Guerra Mundial y la Guerra Civil española cuando Canarias comienza a integrarse en la economía española.

Las clases dirigentes canarias, en la postguerra y la dictadura siempre maniobraron, con éxito, hay que decirlo, para mantener una economía agro-exportadora combinada con una política aduanera favorable al librecambio: los Puertos Francos, consagrados con Ley de Bravo Murillo de 1852 y modificados cada vez que lo necesitaron los empresarios canarios.

Esta tradición secular, que llega hasta el presente, en que se constitucionaliza el “acervo histórico” con la última reforma del Estatuto y el REF, impone necesariamente la especialización económica, la no diversificación productiva, la existencia de mano de obra abundante y barata.

Hoy nos encontramos, frente a todas las advertencias sobre la necesidad de diversificación económica, de disminuir el peso del turismo, de acometer una rápida transición energética, con el hecho de que la continuidad de los beneficios, altísimos, por otra parte, requiere el mantenimiento del turismo de masas, los privilegios fiscales y las subvenciones al cultivo de exportación.

La continuidad de la producción de plátano, cultivo anti ecológico donde los haya, una vez desaparecidas las trabas a la importación de bananas requiere subvenciones, alguna forma de reserva del mercado peninsular y la “venta a pérdidas”, subvencionada con el aumento de ayudas

Hoy los cultivos de exportación representan  una pequeña fracción del PIB canario, pero los grandes exportadores tienen un peso determinante en el empresariado canario y sus grupos políticos parlamentarios, todos. Mientras puedan, garantizarán sus beneficios mediante subvenciones del Estado y la UE.

La alternativa a esta estrategia pasa por la decisión  de crear empresa y empleo público en sectores estratégicos de la economía y de potenciar el sistema público educativo y sanitario.

Se trata de potenciar y nacionalizar la producción, distribución, depuración y reutilización del agua; la producción y distribución de energía; la banca pública; el transporte de personas y mercancías; la creación de cooperativas agrarias de producción y comercialización.

Se trata de poner la economía canaria al servicio de los intereses objetivos y satisfacción de las necesidades de la mayoría social, de luchar contra el cambio climático, por la transición energética, por la satisfacción de las necesidades colectivas.

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Domingo Méndez

DOMINGO MÉNDEZ RESEÑA

 

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