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viernes, 29 de marzo de 2024 10:20h.

¡Dimas Martín no es sólo un político preso! ¡Es un preso político! - por Isidro Santana León (2004)

 

isidro santana leónArtículo publicado en 2004 en el desaparecido digital AKN

¡Dimas Martín no es sólo un político preso! ¡Es un preso político! - por Isidro Santana León (2004)

 

dimas martínQuizás no fuere Dimas Martín santo de la devoción de muchos “escrupulosos” –sobre todo de los españolistas–, pero es evidente que no están el resto de los políticos, ni mucho menos, para canonizarlos por honestos.

Parece ser que, por primera vez en la historia de esta metastásica nación canaria, la justicia colonial –ésta que se impone por la fuerza en nuestra tierra– pega un martillazo sobre un hombre de poder, haciéndole de paso un pequeño lavado de imagen a la susodicha administración y sistema.

Toda una opereta, acompañada y revestida por una reiterativa sinfonía de organizaciones, medios y personajes, también “presuntamente” corruptos (pues éstos aunque hayan robado en plena luz del día y ante la mirada atónita de los parroquianos siempre serán presuntos o inmunes) y, cuales voceros, alardeando de pulcros, escurren el bulto de sus responsabilidades políticas en asuntos de calado de petrolero porque, en cuanto a responsabilidades penales, como es cotidiano para los grandes en esta colonia, se impone la inhibición y la indulgencia judicial.

No justifico caso de corrupción o impunidad alguna, ni en el “asunto” de Dimas ni en ningún otro (esas son prerrogativas con que el régimen ultramarino dota a los suyos), pero sí voy a apuntar en el currículum de este canario digno, para destensar la artificiosa animadversión que interesadamente y por cuestiones electoralistas se ha orquestado contra su persona, por ser el único político que se ha impuesto y opuesto a las inicuas leyes coloniales… de ahí sus seguidores y electorado. No se puede soslayar que Dimas Martín intentó negociar –bilateralmente– un acuerdo de pesca con Marruecos para solucionar el problema de los marineros conejeros, saltándose la tutorastría que ejerce España sobre Canarias –lo que supone, en materia internacional, un ejercicio de soberanía–, sintiéndose por ello desautorizada, carcomida por la ira y la soberbia, la administración colonial y el Reino.

Mientras que muchos, pregoneramente, se jactan de íntegros, de poseer decorosa salud durante sus existencias de culos pegados a las poltronas, los mismos que han enchufado a sus familiares en las administraciones coloniales, convirtiendo a éstas en sus empresas particulares, todo sin que se sonrojen por ello. Sin embargo, más allá del abominable clanismo o nepotismo, la complicidad y connivencia entre políticos, empresarios y poderes es flagrante: Caso IFEM, asunto al que, parece ser, se le ha dado carpetazo o quizás pringue un pardillo (no olvidemos que aquí también metió –o metieron– cuchara algunos sindicatos y hasta izquierdoseros) y, en el que, por su puesto, las perras no aparecerán ni entrarán en la cárcel los verdaderos autores del “pringue”. El “pellón” de la RIC: incuestionable fraude a la hacienda “pública” y evasión de capitales –pues no se sabe nada de ese patrimonio, manteniéndose en absoluto silencio hasta que se olvide–, mientras que son los trabajadores y los más desfavorecidos quienes siguen engordando el fisco para que las sanguijuelas pululen acomodaticiamente. El caso Tindaya, pelotazo en el que también se chuparon la pasta, usando al godo Chillida –RIP– como excusa para la treta, pues, aquí pan y en el cielo bizcocho. Los favores subrepticios, como fue el del Presidente de la Audiencia de Las Palmas –no me acuerdo ahora de su nombre– a un narcotraficante, mientras se castiga inclementemente a los enfermos, victimas de estos canallas, expatriándolos, además, hacia España, etc. etc. etc.

Durante se orientaba la atención señalando para Dimas Martín, el “Obispo” José Manuel Soria, desde su recién construido “presbiterio”, miraba altanero al pueblo de Gran Canaria, con un talante típico del feudalismo, blindándose su cuerpo –como si de algo temiera– echando manos a cien millones de las extintas pesetas –y tanto que las extinguió– dilapidadas del llamado tesoro “público”. –Ahí también entró su famoso y oficial coche fantástico y su campaña de imagen. ¡Sí, cristiano!, ¿cómo no?: hay en esta corrompida patria nuestra una caterva de rateros legalizados que, lógicamente, en un país serio, en un país democrático, o no existieran o estarían en el talego… ¡Eso como mínimo!

Pero lo lógico, lo natural en toda colonia, es que se estafe a su pueblo y se encarcele al mismo por cualquier nimiedad –pues la estrategia es aterrorizarlo hasta la médula para que sumisito bese botas de tiranos– mientras que los abusadores quedan impunes de sus crímenes merced a este sistema gansteril, o mediante pago de fianzas y compras de voluntades, sufragadas con el mismo dinero desfalcado al pueblo sometido.

En definitiva, que a la leprosa Canarias había que asearle la cara y el maquillaje tuvo que ser con el encarcelamiento del presidente –en activo por aquella época– del cabildo de Lanzarote. No hubiese sido tan ignominioso el asunto, de no ser porque muchos políticos que querían pactar con él en pre-campaña electoral, y que recibieron calabazas al respecto, fueron los mismos que después lo juzgaban públicamente y con saña, cuales novios corneados.

Lo verdaderamente trascendental es que Dimas no está en la cárcel por delinquir; si por ese motivo fuera, aquí algunos –tantos– políticos, empresarios, constructores, banqueros, sindicalistas, funcionarios, jueces…, (sin mencionar, por lo pronto, algunos individuos impunes por casos de asesinatos o por encarcelar –sin pruebas– a otras personas) también tendrían que estar privados de libertad. Pero en una colonia nunca se va al talego por robar o matar si perteneces o colaboras con el régimen impuesto: de ahí la equivocación de Dimas. No ha quebrantado él la ley, como también se le quiso, o se le imputa, por el caso del balneario que le construyó a los vecinos (sólo hay que echar un vistazo por nuestro litoral para darnos cuenta de cómo la mayoría de los ayuntamientos han sido aquiescentes con la especulación y demás corruptela), ni tiene parangón las argucias por las que se le encarcela, por ejemplo, con las mafiosas triquiñuelas de Domingo González Arroyo –alias El Marques de las Dunas. A éste personaje no lo desaforan ni se desafora (estratagema –“legal”– empleada para mantener su blindaje y su inmunidad, privilegio del que no se aprovechó Dimas), aunque hayan trincado al Marqués en escuchas telefónicas, puesto que se trata de un españolista acérrimo y estrecho colaboracionista del ilegítimo sistema que atenaza al Pueblo Canario. Tampoco se digiere cómo se le atribuye y se encierra a Martín por la compra de un voto y no se hace lo mismo con el ofrecido para el menester…

 El indiscutible líder conejero, muy al contrario que aquel “pájaro” franquista con feudo galleguil, le ha enseñado los dientes, en diversas ocasiones, al imposicionismo español, con el fin de defender los intereses de los lanzaroteños. Apoya, como buen patriota, las demandas del pueblo canario por encima de cualquier menester ajeno, dándole soluciones prácticas; mientras, los demás políticos, colaboracionistas con el poder dominante, lo hacen con otras causas de los foráneos que por aquí se asientan, antes que con los nativos canarios, para desorientar a nuestra gente, segregarla y tenerla cautiva ante su intrínseco derecho a la libertad.

Sí, Dimás es el líder de la organización más grande de Titeroigakat –PIL– y es el hombre más carismático de dicha isla… ¿Saben?: el enemigo ineludible del colonialismo español al que hay que quitar de en medio; un nacionalista rebelde, es decir, un auténtico nacionalista. Dimas Martín no es sólo un político preso, es un preso político.

* En La casa de mi tía por gentileza de Isidro Santana León

 

isidro santana león reserña