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viernes, 17 de mayo de 2024 09:55h.

Llamativas polémicas interprovinciales, intercapitalinas - por Nicolás Guerra Aguiar

Las elecciones municipales y cabildicias están, como quien dice, a la vuelta de la esquina, quizás mayo de 2015. 

Llamativas polémicas interprovinciales, intercapitalinas - por Nicolás Guerra Aguiar

   Las elecciones municipales y cabildicias están, como quien dice, a la vuelta de la esquina, quizás mayo de 2015. Una ronda carnavalera más (no cuento la de 2014: ya nos bombardean con programas, escaparates, estructuras mastodónticas, cambios de paradas de guaguas), dos afeitadas, y en junio de 2015 quizás se producirán (¡Santa Rita, Santa Rita!) remodelaciones alcaldables y presidenciales. Y da gusto empezar a vivir estos prolegómenos anticipados porque descubre uno que, en el fondo, no nos merecemos a quienes hoy gobiernan en la mayor parte de las Islas y sus municipios, identificados los altos cargos con sus responsabilidades ante la sociedad, compromiso moral con la tierra que los parió o les dio cobijo. Por eso, desde ahora algunos presidentes cabildicios y alcaldes se adelantan y anuncian que no les importaría repetir en el puesto, las Patrias insulares y las correspondientes a los municipios los reclaman. Loores y glorias, pues, a quienes cargan sobre sus espaldas el terrible sacrificio de la dirección, gobierno o mandato, inmolaciones a las que están dispuestos con tal de sentir pálpitos vecinales y fortalezas del sistema democrático.

   Ya, pues, suenan claros clarines rubenianos porque gentes de nuestra tierra canaria palpitan pletóricas de emociones en cuanto que una nueva etapa de gobierno se aproxima, ojalá más esperanzadora que la anterior y la actual porque las lluvias han florecido brotes verdes. Y ya se sabe: un buen invierno siempre es beneficioso para nuestra tierra, “tan agradecida”. Florecerá entre sensaciones olfativas y cromáticas para recibir a los héroes de la política, algunos de ellos ya cargados de cuatrienios, es decir, de sabiduría. Porque en la práctica está el aprendizaje, sin duda. De ahí su inmolación. Incruenta, eso sí, pero flageladora porque a veces la voluntad de las urnas impone terribles sacrificios personales; incluso hasta abandono de profesiones por más que algunos no tienen tales antecedentes, pues “de profesión” han sido nada hasta su entrada en la política, designios del hado que selecciona a mentes preclaras para los cargos.

   Sí, es el sino fatal, el romántico, aquella fuerza desconocida que actúa sobre los hombres y les impide la libertad de elección en cuanto que su destino ya viene marcado, quizás en las estrellas según la cultura árabe. Y por eso ya empiezan las primeras escaramuzas en Canarias, bien a nivel interprovincial (Gran Canaria frente a Tenerife; Tenerife frente a Gran Canaria), ya entre municipios capitalinos (Las Palmas de GC frente a Santa Cruz de Tenerife, y a la inversa). Bien encauzados y con diáfana inteligencia, los enfrentamientos interesados entre ambas partes siempre dieron frutos exquisitos, espléndidos beneficios para quienes desde el poder político y económico propiciaron, fomentaron y llevaron casi a éxtasis paranormales dimes y diretes, rencillas,  e incluso odios entre canariones y chicharreros, y a la inversa.

   Lo cual no quiere decir que el despertar hoy de tal hidra dormida sea intencionado para disimular caciquismos, ocultar corruptelas o torpezas políticas, en absoluto. Ni tan siquiera para revolver en las profundas ciénagas del patrioterismo trasnochado en que se revuelven específicos sectores sociales de un pueblo que no se caracteriza, precisamente, por el dominio de la razón sobre la pasión, de la inteligencia sobre el delirio.  Por tanto, puede parecer natural y normal que el señor presidente del Cabildo de Gran Canaria –a quien no le importaría repetir en la institución… como máxima autoridad, eso sí- se queje por carta al señor presidente del Gobierno canario de que esta Isla siente cada vez más que se quiebra el principio de equilibrio regional entre las dos capitalinas. Y que “su esfuerzo de aportación solidaria a las arcas de la Comunidad Autónoma no se ve correspondido con una compensación adecuada y proporcionada ". Afirmación esta que es cierta, creo en sus palabras. Pero no es más que la continuidad en los tiempos, incluso en la etapa en que él fue presidente del Parlamento canario, lo cual le daba derecho a coche oficial con banderín distintivo, tan impactante ante la ciudadanía. Porque el señor Bravo pactó con el tinerfeñismo más radical por anticanarión, el del señor Hermoso Rojas, y Tenerife siguió floreciendo en detrimento de Gran Canaria, recordemos. Y nadie dijo nada.

   Y bien es verdad, acierta el señor presidente del Cabildo en cuanto que Tenerife procura absorber todo lo que se refiere a la Administración. Y lo consigue, sí, porque se lo han permitido, y CoATIción solo mira para su cantera de votos, Tenerife. Pero que no le preocupe la hipotética aparición en Gran Canaria de un “insularismo insolidario”. Este se manifiesta sólo en algunas letras murgueras y en el campo de fútbol, únicos sentimientos patrios de esta parte de acá, con un pueblo relajiento y despreocupado.

   Lo mismo sucede –y tampoco por prevísperas electorales- entre los señores alcaldes de ambas capitales. Si es cierto –y me lo creo- que la capital tinerfeña infló su padrón municipal en perjuicio de los restantes municipios canarios –el más perjudicado, Las Palmas de GC-, los cruces públicos de acusaciones no traducen, en absoluto, serenidades y  saber estar. Si el señor Cardona considera –y tiene toda la razón- que aquella capital recibió más dinero del que le correspondía, podrá acudir a los tribunales por supuesta falsedad en documentos públicos. Más: su pertenencia al partido que Gobierna en España le da, incluso, cierta ventaja para no perderse en discusiones estériles que solo conducen a enconamientos entre ciudadanos de las dos capitales. Pues muchos frentes se está encontrando en su propio terrero como para distraerse en cuestiones que no se solucionan con dimes y diretes, en absoluto, verborreas que pueden distraer (¿interesadas?) ante los graves problemas de la ciudad.

   Los comportamientos en apariencia insularistas y municipalistas, pues, de los señores Bravo y Cardona, respectivamente, son eso, casuales coincidencias que surgen y que nada tienen que ver con  las elecciones del año 2015, a la vuelta de la esquina. Pero su aparición justo en estos momentos es, al menos, llamativa, aunque nunca sospechosa.  

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http://www.canarias7.es/articulo.cfm?Id=323891