Maduro, Zelensky ¿dictaduras venezolana y ucraniana? Verdades eternas y mentiras piadosas - por Emilio Díaz Miranda *

La guerra de Ucrania, con sus trágicas consecuencias de muerte y destrucción en ese país y con las consecuencias para Europa y el mundo como producto de las sanciones económicas, políticas y culturales a Rusia ya se sienten en los bolsillos y en el encarecimiento total. Las culpas son del malvado Putin, se nos dice repetidamente en los medios oficiales y privados, y ni Biden, ni Zelensky, ni ningún dirigente del “mundo libre“ tiene responsabilidades.

Las consecuencias derivadas que ya afectan a todos los países de Europa en forma de crisis energética, con una imparable subida de los precios del gas y del petróleo, está poniendo a prueba la capacidad de gestión de Estado de muchos gobiernos y de los partidos que los sustentan.

En la actualidad, según los expertos militares, Ucrania no ganará este conflicto y Putin no parará la guerra hasta no conseguir los objetivos que propuso y que Zelensky imprudentemente no ha aceptado. Sin duda fue un gran actor, pero el juego de la política y de las armas no es una obra de teatro. Y el dar armas a civiles y seguir exigiendo a Europa y EEUU que le ayuden es pedir peras al olmo. Nadie se va a arriesgar a entrar en una guerrra, atómica o no, por Ucrania. Eso lo ha dicho claramente Biden en varias ocasiones. Y el destino del Afganistan abandonado a los talibanes no es buen ejemplo ni esperanzador pese a cualquier promesa de ayuda ni a la cantidad de millones en armamentos que sólo prolongarán el sufrimiento, la miseria y las muertes.

ANTES del 2014 el mundo europeo parecía estar en orden ya que la PAX Americana extendía sus alas “defensoras“ sobre los Derechos Humanos y la Democracia en el Mundo, eso era creencia oficial a pesar de que los Estados de la OTAN habían intervenido militarmente en Yugoslavia deshaciendo el estado plurinacional construido por el fallecido Mariscal TITO. Al menos eso era creencia permanente transmitida en los medios de “información“ occidentales (lo cual incluía a Japón, Filipinas y a otros países geográficamente nada occidentales).

No todo era blanco o negro, pero estaba claro quienes eran los buenos y los malos en el escenario geopolítico internacional. Al menos, eso se creía. Había algunos puntos oscuros en aquella visión idílica como las torturas en Guantánamo, pero los torturados eran individuos acusados de terrorismo y mayoritariamente de color de piel oscura y religiones no cristianas. El presidente americano George Jr. Bush nos había asegurado que era necesario y así continuó practicándose posteriormente pese a la promesa de Obama al candidar a Presidente. Al parecer el Pentágono y el conglomerado de militares e industria de armas era tan convincente como poderoso y Obama se olvidó del asunto.

En la Europa medieval las verdaderas creencias eran impartidas por el el Papa desde Roma. Pero tanto el descubrimiento de América por Colón como la Reforma protestante de Lutero dieron al traste con la creencia de un mundo cuadrado y limitado a Europa, Africa y Asia. Las creencias, pues, no estaban limitadas a la esfera de la religión; había también creencias científicas (recuérdese el conflicto de Galileo y la Iglesia), filosóficas y relativas a la esfera de la vida cotidiana particularmente al papel y lugar de la mujer (la casada: pierna quebrada y en casa).   

Y si ya no era el Vaticano el que impartía y reglamentaba las creencias y conductas, nos encontramos con diversos centros emisores de verdades, especialmente después de la imprenta de Gütenberg.

Nuestro filósofo José Ortega y Gasset, en su libro sobre “Ideas y creencias“, dice: “Las creencias constituyen la base de nuestra vida, el terreno sobre que acontece. Porque ellas nos ponen delante lo que para nosotros es la realidad misma. Toda nuestra conducta, incluso la intelectual, depende de cuál sea el sistema de nuestras creencias auténticas. En ellas "vivimos, nos movemos y somos". Por lo mismo, no solemos tener conciencia expresa de ellas, no las pensamos, sino que actúan latentes, como implicaciones de cuanto expresamente hacemos o pensamos. Cuando creemos de verdad en una cosa no tenemos la "idea" de esa cosa, sino que simplemente "contamos con ella".

El nuevo cambio copernicano

Lo que Ortega y Gasset no podía imaginarse al escribir tales líneas era el nuevo cambio copernicano que sufriría nuestro mundo con los inventos de la radio, la televisión ni podía sospechar la aparición del mundo digital con internet, etc. Las nuevas creencias serían inculcadas por la repetición contínua, cosa que haría el Goebbels de Hitler. Ni tampoco que en la sociedad moderna las utopías y distopías literarias se hicieran realidad casi tal como apareciera en el cerdo jefe llamado Napoleón de Rebelión en la Granja de Orwell donde los cerdos impondrán su mandato por ser los animales “más iguales“ entre sí, ni en la construcción de Un Mundo Feliz de Aldous Huxley ni mucho menos en un Fahrenheit 451, una novela distópica del escritor estadounidense Ray Bradbury, publicada en 1953 y considerada una de sus mejores obras. El título indicaba la temperatura de 451° F (233° Centígrados) que era la temperatura en que se quemaban los libros. Tras su fallecimiento en 2012, The New York Times denominó a Bradbury como «el escritor más responsable de llevar la ciencia ficción moderna a la corriente principal literaria». En la novela se trataba de evitar la memoria de lo dicho en el pasado. La novela describe a una sociedad futura donde los libros son prohibidos y quemados, mientras las «pantallas murales» son el centro principal de atracción e “información“ de las familias. En ese mundo la verdad de hoy se transforma en la mentira de mañana y el mejor amigo en el peor enemigo. Todo se borra de acuerdo con la voluntad oculta pero totalitaria del Gran Hermano. Era adoctrinamiento.

Claro que no hemos llegado tan lejos y que la prohibición de las emisiones rusas de Russia Today, Sputnik y otras fuentes mediáticas no se pueden comparar con las multas de Putin a los que “mientan“ contra la tropas rusas. Ni tampoco en la instalación de pantallas televisoras que graban en metros y lugares públicos como se hace actualmente en China y en Europa, pero en China repartiendo “buenas“ o “malas“ notas a los ciudadanos haciéndoles merecedores de medallas y acceso a créditos bancarios o no. O sea negándoselos. Un sistema parecido han elaborado los americanos.

Para preservar  los valores “democráticos“ occidentales se ha prohibido en USA, Canada, Inglaterra y otros países “liberales“ la compra y venta de productos rusos. Y también en el terreno de la Cultura se nos protege de influencias malignas rusas como la suspensión de conciertos del músico Tchaikovski (1840-1893) aunque no está claro si este compositor desde la ultratumba se ha definido a favor o contra del neo-imperialista Putin. El alcalde de Múnich, Dieter Reiter, destituyó al mundialmente famoso director de orquesta Valery Gergiev por no denunciar públicamente la invasión. Gergiev, según este democrático y liberalísimo alcalde, no tiene derecho a callarse y ha sido destituido como director principal de la Filarmónica de Múnich. ¡Viva la libertad de expresión y de opinión!

La Fiscalía de Hannover mandó la semana pasada al Tribunal Constitucional de Karlsruhe una denuncia contra el ex-canciller socialdemócrata Gerhard Schröder por “crímenes contra la Humanidad“, ya que Schröder, según un denunciante particular, no se ha distanciado de su amigo Putin y era de la directiva del Nord Stream AG y del Monopolio energético ruso ROSNEFT. Mientras esta denuncia aparece en todos los medios alemanes, nada se dice sobre el hijo de Biden (cuando era vicepresidente con Obama) envuelto en oscuros negocios en las compañias ucranianas de gas y petróleo. Afortunadamente, Zelensky destituyó al fiscal general ucraniano que investigaba el asunto en conexión con el anterior Presidente Poriashenko y el hijo del ahora presidente no tiene que sufrir molestias ni preguntas. Para remachar la atmósfera del entendimiento liberal y democrático que reina en la República Federal, el pastor luterano Marc Blessing de la Iglesia de Martkirche junto el gremio directivo de tal parroquia han contribuido al destronamiento del antiguamente venerado y enaltecido Canciller negándose a recibir sus donativos para hacer una ventanal cristalera de una obra del pintor Markus Lüpertz. No hay pruebas de que la luz que pudiera entrar a través de tales cristales pueda trastornar las creencias luteranas, pero tanto la música – que amansa las fieras – como la visión óptica podría causar efectos desconocidos si son de origen ruso. Como Biden y sus seguidores quieren hacer de Putin un paria, así los religiosos y políticos federales con el antes aplaudido y aclamado Canciller Schröder.

Dado que nuestra Memoria Histórica todavía no ha sido borrada por ningún Gran Hermano, recordemos que en Ucrania había un gobierno elegido democráticamente y cuyo Presidente era Yanukóvich. Tuvo negociaciones con la Unión Europea, pero como se negaba a determinadas condiciones impuestas retrasó la firma del acuerdo lo que originó grandes concentraciones de protesta. Por su parte, Yanukóvich estaba en un mítin explicando sus razones. Es probable que, de no ser por la masacre del 20 de febrero en Kiev, el Gobierno (acusad de pro-ruso) de Yanukóvich hubiese alcanzado un acuerdo con gran parte de la oposición. No le dieron tiempo.

Se acusó sin pruebas a Yanukóvich de haber ordenado los disparos contra manifestantes, pero resultaron heridos también policías y fuerzas del Orden. AsÍ surgen cada vez más preguntas sobre la responsabilidad de la matanza. Abundan los testimonios personales y gráficos que prueban que varios manifestantes portaban armas de fuego, en algunos casos de gran calibre. Además, el pasado 10 de marzo del 2021, un programa de investigación de la televisión pública alemana reveló, mediante pruebas realizadas sobre el terreno por un experto en balística, que si bien había pocas dudas de que tiradores de la policía dispararon contra los manifestantes desde el edificio del Banco Central y el edificio del Gobierno, al menos varios de los disparos mortales habían sido realizados desde un piso elevado del Hotel Ucrania, en manos de los opositores de ultraderecha.

En consecuencia, como ya ha escrito Daniel Iriarte: “¿Podría tratarse, como aseguran algunos críticos, de un macabro plan (¿americano?) para forzar la salida de un Yanukóvich que había logrado resistir la presión en la calle durante varios meses? ¿Ha sido todo, acaso, no una revuelta espontánea sino una operación de cambio de régimen planeada de antemano, de la que los francotiradores habrían sido una jugada final y extrema?“.

Srdja Popovic, exmiembro de la organización juvenil que ayudó a derrocar a Milosevic en el resto de Yugoslavia, entrena activistas desde hace ocho años. Su peso en la revolución de Tahrir lo convirtió en uno de los hombres más influyentes de 2011 para la revista Foreign Policy. El Centre for Applied Nonviolent Action and Strategies (CANVAS) es una organización no gubernamental y sin fines de lucro (¿quién les paga?), que se centra en educar sobre el uso de la no violencia y que ha contribuido a “revoluciones“ de colores, no-violentas en su orígen, contra regímenes contrarios a los Estados Unidos y catalogados como dictaduras. CANVAS enseña a identificar los pilares de poder de un régimen, y a socavarlos mediante técnicas de lucha no violenta.

Detrás de centenares de activistas egipcios, ucranianos, birmanos e, incluso, venezolanos se encontraba Srdja Popovic (Belgrado, 1973) director ejecutivo de CANVAS una organización fundada en 2004 para “educar en el uso de la confrontación no violenta como instrumento para derribar dictaduras y promover la democracia en el mundo” siguiendo tres –aparentemente simples– principios: unidad, planificación y disciplina no violenta. A él acudieron, en 2009, un grupo de jóvenes egipcios que no dudaron en hacer la maleta y viajar hasta Belgrado buscando el secreto para derrocar al rais. Fue el principio de la “primavera árabe“ que sería rebobinada más tarde por haber sigo elegidos “islamistas“ en Egipto.

Antes del 2014 y también después Ucrania estaba catalogada como corrupta y no digna de entrar en la UE. Y lo de la corrupción no cambió tampoco más tarde al ser elegido Zelensky. En el 2004 el electo Viktor Yanukvich se encontró con la primera revuelta llamada  “Revolución Naranja” de 2004, Viktor Yanukovich se enfrentó a las fuerzas lideradas por los opositores Viktor Yuschenko y Julia Timoshenko, que terminaron por derrocarle. Pero pasada una década, se había producido un vuelco geopolítico de ciento ochenta grados: Yanukovich volvía a estar firmemente asentado en el poder, con Yuschenko acabado políticamente tras su aplastante derrota electoral en 2010, y Julia Timoshenko en la cárcel, acusada de corrupción. En este contexto, hubiera podido tener sentido una “revolución de colores”. Pero no. Recuerdese que Yanukóvich fue el segundo candidato más votado en las elecciones presidenciales de Ucrania de 2004 y su partido el más votado en las elecciones legislativas de 2006 y 2007. ¿Eran votantes ucranianos o chinos los que votaron entonces? ¿Y desaparecieron del mapa o seguían siendo ciudadanos hasta el golpe de estado del 2014?

Desde el 2010 hasta el 2014 fue Yanukóvich Presidente. Después del golpe tuvo que huir para salvar la vida y se le acusó de alta traición.

Mientras tanto está claro para muchos comentaristas y organizaciones americanas pacifistas que una tal Victoria Nuland jugó un papel determinante en diversos golpes de Estado desde las oficinas gubernativas de los EEUU.

Y no sólo en Ucrania, sino también en Venezuela. Lo sabíamos, pero ahora está confirmado por los propios Estados Unidos. Han tenido conversaciones al más alto nivel, confirmadas por el propio Presidente Maduro.

Una vez conocida la noticia del posible acuerdo, casi al unísono toda la Prensa privada y oficial española ha hablado del “presidente“ Maduro y no del “dictador“ como hacían unos días antes. Aquí se puede ver quien dirige la orquesta y el coro de los medios “pro-occidentales“ que cambian el color de piel como el camaleón cuando el todopoderoso y supremo Patrón estadounidense ordena el color y el tono adecuado a sus intereses.

El Senador Republicano Marco Rubio habló durante una auditoría reciente en el Comité senatorial de Foreign Relations condenando a la Administración Biden por su decisión de entablar conversaciones con el “narco-régimen“ de Venezuela y advirtiendo del peligro de operaciones de guerra biológica, al mismo tiempo que discutía sobre la congelación de la economía rusa.

El Senador Marco Rubio preguntó a la “honorable Sub-secretaria de Estado de Asuntos Político, Victoria Nuland“: ¿Secretary Nuland, reconocen los Estados Unidos a Juan Guaidó como Presidente de Venezuela?

Nulland: Si, reconocemos su liderazgo en Venezuela.

Rubio: ¿Le reconocemos como presidente de Venezuela? ¿Es esa nuestra posición oficial? Así es. Entonces nos encontramos con el dictador Nicolás Maduro sin decir nada a Guaidó ni a su Embajador aquí en los EEUU sin decirles lo que está pasando? Por qué no nos hemos coordinado con la Oposición antes del encuentro?

Nuland: ... Nos encontramos con la oposición(venezolana) antes del encuentro.

Rubio: Usted se encontró con la oposición después del encuentro.

Este diálogo no es ciencia-ficción ni parte de una comedia tragicómica. La “honorable“ señora Nuland sigue siendo una excelente defensora del Biden que la ascendió al tercer puesto en la jerarquía norteamericana gracias a sus servicios en Ucrania.

La guerra mediática y económica.

La información se radicaliza en el tono y en los comentarios, eso sí, siempre contra Rusia. La cuestión es si resulta verdad la opinión de que Putin ha caído en una trampa tendida por Biden, el Pentágono e Inglaterra que son los menos afectados por los cortes de energía de gas y productos rusos. El caso es que la OTAN, declarada “cerebralmente muerta“ por Macrón antes del conflicto, ahora parece haber resucitado de entre los muertos con renovada energía, eso sí, dejando a la Unión Europa, muda no tanto de sorpresa o miedo, sino por la rapidez y energía invertida, así como el miedo por el avance bélico ruso. Ese miedo es lo que hace que se cante al unísono la culpabilidad de Putin y se olviden sus intereses geopolíticos y el avance, supuestamente “defensivo“, de la OTAN sin que por parte de Moscú hubiera habido algún avance territorial agresivo.

La aviación rusa ha perdido decenas de helicopteros y aviones. La Ucrania tiene equipos pesados de defensa para los que han sido entrenados por instructores americanos, ingleses y canadienses desde el golpe del 2014. Ayer, según fuentes ucranianas, los rusos dispararon 30 missiles a una base de entrenamiento en Yaroviv con instructores  de la OTAN cerca de la frontera de Polonia y que  hubo 35 muertos y unos 130 heridos.

Alarmante es el descubrimiento ruso de laboratorios ucranianos (¿de orígen americano?) de armas quimico-biológicas confirmadas por la Victoria Nuland, pero negada por ciertos medios ucranianos y alemanes, quizá por ardor combativo anti-ruso, quizás por miedo a que la escalada acabe usando ese arma no atómica pero terriblemente mortal.

Pierre Conesa, antiguo funcionario del Ministro de Defensa francés, en “Europe 1“ ha dicho:"En matière de mensonges, nous avons fait beaucoup mieux que Poutine" (En materia de mentiras nosotros lo hemos hecho mejor que Putin) La verdad es la primera victima de la guerra, desgraciadamente no es la única.

“Ahora se están reproduciendo algunos de los viejos patrones, pero con una agresividad como  se conocía desde hace tiempo. Ahora son los “neoconservadores” estadounidenses quienes lo están impulsando, el ala dura del Partido Republicano, sobre todo a través de Victoria Nuland”. La mayoría republicana viene de los magnates del petroleo americano que se benefician  del boicot a Rusia. Y los demócratas parecen subirse a ese tren en marcha. Es conocido que a pesar de tratarse de la portavoz del Departamento de Estado de un gobierno demócrata, Victoria Nuland es la esposa del politólogo conservador Robert Kagan, creador del Proyecto para un Nuevo Siglo Americano, un think tank dedicado, según sus propias palabras, a “promover el liderazgo global estadounidense”, y que lleva años manejando la idea de un enfrentamiento entre Norteamérica y Rusia a propósito de Ucrania.

El premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel ha dicho que “la guerra de Ucrania es una expresión del proceso de descomposición del capitalismo en su etapa neoliberal“ y denuncia el silencio mediático de los ataques israelís a Siria y Cisjordania y el ataque del Pentágono a Somalia. Habría que añadir el ataque de Saudi Arabia al Yemen para completar la unilateralidad informativa. Pero no está claro si esa descomposición del capitalismo neoliberal incluye al autócrata Putin y tampoco si eso explica, ya que en ningún caso se justifica, el haber iniciado la guerra en Ucrania. En cualquier caso el ministro francés de Economía Le Maire ha dicho declarar “la guerra economica y financiera total a Rusia“.  El francés olvida la guerra mediática rusofóbica. En todo caso, la Paz no vendrá por declaraciones de guerra tota, sino que debe avanzar por negociaciones sin acompañamientos militares ni extensión de bombardeos. Maduro era malo y ahora vuelve a ser bueno y Presidente. Zelensky era un buen actor y quizás debería volver a esa profesión. Hemos visto que las mentiras piadosas también tienen patas cortas y que algunas “verdades“ que hemos consumido no son “eternas“. 

Yo soy partidario de que los “grandes“ políticos estudien las condiciones que Manuel Kant preconizaba en su libro sobre La Paz Eterna. La Política es demasiado importante como para dejarla sólo en las manos de los políticos y no menos peligroso es dejarla en las manos de desinformadores a sueldo de financieros y de fabricantes de armas. 

 

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Carlos Martínez