Recortes en las librerías

Rafael Álvarez Gil

TELDE ACTUALIDAD

Comienza 2024 con reajustes en las librerías de Las Palmas de Gran Canaria. Unas se ven abocadas a descartar alguno de los locales que han venido tradicionalmente usando debido a que pueden pagar el alquiler (uno de los grandes problemas actuales en la sociedad, especialmente en el archipiélago), otras se han desprendido o no han tratado de retener al personal de toda la vida de la casa que se ha acogido a la jubilación y las hay que han cancelado el contrato de externalización para llevar las redes sociales del comercio y dirigirlas el propio equipo librero. Este es el mapa que nos encontramos en la capital en un sector siempre tan delicado como necesario.

Dice mucho de una ciudad el número de librerías que disponga. Forma parte de su carta de presentación; Santa Cruz de Tenerife aún llora la pérdida de La Isla. Hasta los municipios más pequeños y pueblos tratan de mantener al menos una librería o, cuando menos, papelería que haga las funciones de ambas. Es el caso de Telde, Arucas, Gáldar, Santa Brígida… Huelga decir que sin librerías no hay libros. Y la mejor manera de matar el aburrimiento de los más jóvenes es bien con la lectura (que hay que fomentarla) y la práctica del deporte. Es una manera de no tener que salir del casco poblacional de cada uno. Es una de las tantas ventajas de estar enganchado a los libros, sean novelas y/o ensayos.

El sector ha aguantado la digitalización. De hecho, en la pandemia se leyó y mucho. A diferencia de la prensa, los libros de papel resisten bien. El soporte digital no se ha generalizado. Pero los costes de las librerías, que hay que pagar mes a mes son los mismos, o más, y, por lo tanto, depende de la ciudadanía que estos templos se mantengan con las puertas abiertas. No vale con ir una vez al año a son de alguna promoción o con motivo del Día del Libro.

El beneficio por cada libro está tasado: un 30% de su precio. Es para protegerlo de la competencia voraz de los grandes almacenes. Mas las librerías cercanas, las de barrio, por así decirlo, son las que mayormente ofrecen un universo más amplio que supera las líneas de oferta comerciales; y son capaces de sugerir o recomendar algún título para regalo o consumo personal. Leer nos otorga criterio, nos aporta. Es un rédito de libertad para no estar sometidos. En realidad, comprando libros nos estamos engrandeciendo el espíritu. Bienestar puro. Aunque hay que volcarse para que las librerías no desaparezcan, también las de Las Palmas de Gran Canaria.

 * Gracias a Rafael Álvarez Gil y TELDE ACTUALIDAD y a la colaboración de Antonio Aguado

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