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miércoles, 15 de mayo de 2024 01:58h.

EL PP, AHORA, A GOBERNAR, POR NICOLÁS GUERRA AGUIAR

El PP, ahora, a gobernar - por Nicolás Guerra Aguiar

El PP, ahora, a gobernar - por Nicolás Guerra Aguiar

 Por más que no obtuvo la mayoría aplastante de votos que se esperaba –medio millón menos que el PSOE en las elecciones de 2008-, lo cierto es que el PP gobierna porque así lo decidió el pueblo, y ese es el aparente juego democrático porque también es cierto que hay otros sistemas menos injustos que el actual, como por ejemplo el de <>.

De haber sido así, el ministerio de Industria, Energías y Turismo lo presidiría hoy otra persona, pues el señor Soria López hubiera sido el presidente del Gobierno de Canarias desde las elecciones de mayo pasado. Y, tras las de noviembre, la nueva IU habría obtenido veinticinco diputados y no los doce que tiene actualmente aunque, también es cierto, en este segundo caso no todos los votos son suyos, en cuanto que muchos fueron de socialistas indignados con el PSOE. Por ello, con serenidad y sin aspavientos, quizás podría el PP meditar sobre la conveniencia de cambios.

 Pero  a pesar de lo expuesto y de la irregularidad del sistema, el PP ganó las elecciones en las dos convocatorias y, en consecuencia, ya es Gobierno en el país, aunque no en Canarias. Corresponde, por tanto, felicitarlo, puesto que en estos momentos es la estructura política preferida por los votantes. Y como su permanencia en el poder va a durar los cuatro años reglamentarios –y quizás repita-, ojalá acierte en su política económica siempre que sus éxitos redunden en beneficio de las mayorías poblacionales, claro, aunque echo en falta precisiones sobre la acción social.

Este nuevo Gobierno de numérica mayoría absoluta –pero no absoluto propietario de razones, pensamientos, ideas- presenta un programa con el que se podrá o no estar de acuerdo, pero es el suyo y, por tanto, legítimo. Gobernará según principios que no son, lo sabemos, los de concepciones sociales preferentes o la defensa de los intereses de quienes no han sido favorecidos por los hados, al menos es lo que empieza a palpitar en algunas comunidades gobernadas por el PP. Lo cual, por otra parte, no puede ser considerado como estafa a los electores ni como giro copernicano: sus votantes saben qué es el PP.

Algunos afirman con absoluta contundencia que miembros de este inicial Gobierno de ministros serán sustituidos por otros en un par de años. No voy a discutir tales agüeros, por más que soy consciente de la crítica situación en la que nos encontramos. Pero si uno acude también a la prensa extranjera, incluso periódicos nada simpatizantes con las corrientes liberales dicen que se trata de un Gobierno de gente muy preparada en el cual, por ejemplo, no hay ministras como la señora de las conexiones intergalácticas que recorrieron Europa, disparate conceptual y lingüístico que dejó encarnado a más de uno por aquello de la vergüenza ajena.  

Yo creo en las buenas intenciones del PP. Estoy seguro de que habla con sinceridad y credulidad cuando afirma con voz sonora y audible que encontrará las soluciones. Y sé que tiene muy buenos economistas, extraordinarios conocedores de las realidades mercantiles, y que estos tienen planes discutidos al mínimo detalle, con precisiones casi sobrenaturales. Es más: sé directamente que hay ilusiones, grandísimas esperanzas de no defraudar a los millones de votantes y, de paso, a Europa. Pero si las cargas para las ansiadas recuperaciones las reiteran en las espaldas de quienes viven de sus nóminas y trabajos rigurosamente controlados por Hacienda y las deducciones –es decir, de lo que en otros tiempos se llamó el proletariado y la clase media-, no habría más que repetición de lo mismo y, para eso, ya hubo otros.

Tengo la impresión de que el PP deberá emprender campañas decisivas, valientes, osadas y atrevidas frente a aquellas minorías que son dueñas de inmensas mayorías (el dos por ciento de los andaluces son dueños del treinta por cientos de las mejores tierras). Porque el dinero está, existe. Y está en bancos, paraísos fiscales, en empresas transnacionales, en Iglesias dueñas de cajas de ahorros, en inmensas propiedades que producen impresionantes beneficios pero que, hasta ayer, ni tan siquiera los psocialistas osaron controlar.

Dura tarea, pues, la que le espera a este Gobierno. Y como es el que va a gobernar, le deseo éxitos, sonoros triunfos, recuperaciones de millones de puestos de trabajo, pues de eso se trata, de que la gente viva. Pero que viva con decencia y dignidad, mas no como mano de obra casi esclavizada, miseria e insulto a la elemental condición humana que pretende ser el contrato de cuatrocientos euros, rememoración de vasallajes y feudalismos.

Y por lo que se refiere a Canarias, el poderosísimo ministerio del señor Soria López (que incluye comunicaciones) podría sentarse con quienes defienden las energías solares, eólicas (son nuestras minas, nuestros pozos de petróleo) toda vez que, parece, no contaminan, y salen muchísimo más baratas. Por supuesto, sin posicionamientos dogmáticos o altaneros por ambas partes, mas sí con la idea clara y precisa de lo que nuestra tierra se está jugando. Que el señor Soria López sea el ministro de Industria, Energía y Turismo (y Comunicaciones) traducirá para Canarias serenidades, buen hacer, rigor y planteamientos racionales, toda vez que la especial sensibilización que tiene hacia su tierra, la nuestra, combina sin aspavientos corazón y células grises, digo.

También en:

http://www.canariasinvestiga.org/opinion/el-pp-ahora-gobernar