Comenta Antonio Aguado:

La democracia secuestrada por el Poder Judicial.

La reforma de la Justicia es la gran asignatura pendiente. Con su conservadurismo y corporativismo lo condiciona todo, incluidos a los poderes Legislativo y Ejecutivo, hasta el extremo que muchas veces sus resoluciones son rechazadas por el Poder Judicial. 

La formula de elección del Consejo General del Poder Judicial, por mediación de cuotas a través de los grupos parlamentarios, no ha venido siendo satisfactoria y todo lo contrario, en muchas ocasiones los tribunales que del mismo emanan, sobre todo el Supremo y el Constitucional en vez de impartir justicia, hacen todo lo contrario, e incluso los tribunales ordinarios son cuestionados por la ciudadanía, que con toda razón y mucha impotencia se queja y denuncia que la ley no es igual para todas y todos.

En consecuencia, hay que buscar otra formula de elección. Se ha extendido interesadamente y en gran medida, parte de la Sociedad ha caído en el señuelo de que sea por los propios jueces. Suena muy bien, pero con toda probabilidad, por el carácter eminentemente conservador de éste estamento, el remedio podría ser peor que la enfermedad.

Si de verdad se quiere reformar la Justicia, habría que hacerlo de forma más democrática, transparente y participativa, mediante la elección por el conjunto de la Sociedad (Sufragio Universal) del Consejo del Poder Judicial y que éste, posteriormente elija a los tribunales Supremo y Constitucional.

Antonio Aguado Suárez

Es la democracia la que se tambalea cuando ya la mayoría no es capaz de identificar sus esencias y de detectar sus violaciones, provengan de donde provengan. Los catalanes no dieron un golpe de Estado ni el Tribunal Supremo se está sublevando. Ambos comparten el mismo principio de intentar adecuar y modelar y retorcer las normas existentes para conseguir sus objetivos futuros.

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