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miércoles, 24 de abril de 2024 13:09h.

"Yo no he sido y volveré " El comunicado de despedida de Soria - por Chema Tante

 

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CHEMA TANTEMe hace ver el lúcido Juan García Luján que el cautivo y desarmado -de momento- Soria, abandona la primera persona -cosa insólita, cuando se refiere a él mismo- en la parte final de su parte de guerra de este viernes 15 de abril, que merece bronce, para perpetuarse por los siglos.

"Yo no he sido" El comunicado de despedida de Soria - por Chema Tante

Me hace ver el lúcido Juan García Luján que el cautivo y desarmado -de momento- Soria, abandona la primera persona -cosa insólita, cuando se refiere a él mismo- en la parte final de su parte de guerra de este viernes 15 de abril, que merece bronce, para perpetuarse por los siglos.

Parte de guerra de una batalla, que no del final de la guerra, que Soria, ya lo verán, está dispuesto a seguir dando, que todavía le queda mucho por levantar. Y muchos premios gordos que repartir en estas islas desgraciadas.

Dimito, dimito y dimito, yo, dice el político retirado nada emérito. Pero, cuando toca la moraleja moral, como digo, de manera inusitada, Soria abandona el protagonismo, en una sibilina maniobra dialéctica, tan propia de él, para, incluso cuando describe sus faltas, empezar a alejarse y sacudirse su responsabilidad.

La exégesis ética con la que remata el epitafio, contiene las claves premonitorias de la resurrección que ya asoma:

La política es una actividad que debe ser en todo momento ejemplar también en la pedagogía y en las explicaciones. Cuando así no ocurre, deben asumirse las responsabilidades correspondientes".

Falta solamente decir Y después... Es decir: nótese que he fallado, no en mis actuaciones -que se olvidan, después de los años- sino en recordarlas, para explicarlas de manera didáctica. De manera que, prepárense, porque en cuanto tome las clases de pedagogía que suplan esta carencia, y en cuanto el tiempo disipe las sombras, aquí me tendrán de nuevo, porque yo sigo siendo la persona señalada por la providencia para regir los destinos del pueblo en mi propio beneficio. Ese es el pensamiento soriano.