Tremendo tema, el que abordan Alberto Rabilotta y Michel Agnaïeff en este artículo en ALAINET que recomienda Francisco Morote, de ATTAC Canarias. El trabajo, más que resorte de realización personal y colectiva, que es lo que es y lo que debería ser, se convierte en instrumento de dominación y discriminación en este sistema capitalista. La introución de la maquinaria y de la robótica, que va reduciendo la necesidad de la intervención humana en la actividad económica, se suponía que proporcionaría más calidad de vida, de ocio y de cultura en la existencia humana. Pero esa ventaja la ha acaparado en exclusiva el capital, arrebatando sus derechos a las clases trabajadoras y condenándolas al empleo precario mal pagado, al paro, a la ingencia. Ese es el presente y por ahí vanj los tiros del futuro. El neoliberalismo utiliza el juego empleo-paro, como elemento de extorsión, para conseguir una mano de obra barata y sumisa.