Federico Aguilera Klink destaca este texto. Y Chema Tante proclama que La casa de mi tía no tiene capacidad científica que le permitiera evaluar técnicamente lo que se llamó "vacunas" contra la Covid, pero sí tiene un descomunal sentido de la lógica. Y la lógica llevó a declarar desde los primeros días que era una aberración semántica llamar "vacuna" a unas sustancias que no otorgan inmunidad contra una infección, sino, como mucho, proporcionan mayor o menor alivio en los síntomas. De la misma forma que afirmábamos que era sospechoso que ciertas empresas del medicamento, que habían investigado con fondos públicos, consiguieran cerrar unos fabulosos con la administració universal de estos pinchazo que serán lo que diga la ciencia que son, pero que, desde luego, no son "vacunas".
Chema Tante llama la atención sobre esta información de las andanzas dictatoriales de Macron. Por todo el Imperio se repiten las agresiones a las libertades ciudadanas básicas, en defensa de los intereses empresariales, en el más ppuro espíritu neoliberal. ¿Habrá dudas sobre que la protección a Pzifer es la mejor evidencia de culpabilidad? ¿Podremos saber algún día lo que de verdad ha ocurrido con estas lammadas vacunas sobre las que caen denuncias fundadas, no solamente de su escasa eficacia, siino de sus peligros? En lo que no cabe interrogante es en la realidad de unos gobiernos truhanes que manejan las leyes con malas intenciones.
Federico Aguilera Klink asocia estos dos textos, con lo que se significa que el Imperio otánico se rinde a la evidencia de los hechos, en especial en lo que se refiere al poco airoso papel que está representando en su patética aventura en Ucrania