* En La casa de mi tía con la colaboración de Francisco Morote, de Attac Canarias
Luis Portillo Pascual del Riquelme subraya esta crónica que firma y publica en CONTRAMUTIS el periodista Alfonso Lafarga. El gobierno Sánchez no solamente mantiene su cinismo en el asunto saharaui, sino que en su empeño por apoyar al régimen déspota marroquí, cae en la más insidiosa mentira. Es preciso salir a paso de esto, como hace Lafarga y repetir que, diga lo que diga el mentiroso Borrell y demás falaces representantes sociatas, el estado español sigue siendo el depositario de la soberanía del territorio del Sáhara, y está obligado, por mandato de la ONU a restituir esas soberanía a su legítimo propietario, el pueblo saharaui. Por mucho que berreen Sánchez, Borrell y su banda, la verdad es solamente una y no podrán legitimat en derecho una tramposa situación de facto. Marruecos no tiene ningún derecho a ocupar ni a apropiarse de los recursos del Sáhara y apoyar a Marruecos es hacerse cómplice de un robo descomunal.
Otra descripción única de la desgraciada realidad política que nos jeringa en Canarias, que hace Padylla en LA OPINIÓN y LA PROVINCIA. Y yo, Chema Tante, aúllo que ojalá el Pp y el PsoE hicieran por una vez algo bien y se pusieran de acuerdo para eliminar de una vez el cáncer que ha asolado Canarias, la coalición empresaria que desaparecería por consunción, si perdiera el gobierno.
Patronal y sindicatos se han reunido para negociar el Convenio de Hostelería de la provincia de Las Palmas
En EL DIARIO, un artículo de Beatriz Gimeno que expresa su decpeción ante la conformación del gobierno de SYRIZA sin presencia de mujeres. Creo que la crítica ante un error estrepitoso no debe descalificar el éxito de SYRIZA. Pero sí que hay que expresar la decepción, como hace Beatriz.
Es indudable que en la vida inevitablemente nos llevamos alegrías y tristezas. A veces está de nuestra parte prodigar o evitar alguna porción de unas u otras, pero otras tantas veces lo que nos rodea desequilibra la balanza y nos contagia e influye. Debo reconocer que estas líneas están redactadas desde la decepción. Pudiendo tomar cuerpo en ellas también otros sentimientos y emociones menos edificantes he preferido escribir desde el corazón y la razón en vez caer en una visceralidad que desvirtuaría el sentido de lo que quiero transmitir.
Ese sería el nombre que muchos asignaríamos a la crisis política generada en el sur de Europa tras la Gran Recesión de 2008 y la crisis de la deuda soberana en la Eurozona.