Firmas
Ana Oramas sube el telón - por Gema García
Oír a esta mujer en el Congreso y ver salir sapos y culebras de su boca no es exagerado. Sus ojos despedían fuego. Su cara se transfiguraba por el odio que sus palabras emitían. Gesticulaba sin parar. Su ira no tenia freno. Después de escuchar tantas verdades incómodas juntas, descargó su cólera con ese aire arrogante aprendido desde su infancia ayudándose, eso sí, de un "poema" brillante que deslumbrara a la audiencia amiga tan intelectualmente preparada de nuestro parlamento.