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Al final, todo se reduce a identificar, atacar y eliminar las causas, en lugar de limitarse a curar los síntomas. A mi, Chema Tante, siempre me ha gustado la expresión "obvio y novedoso", que se aplica a quien dice algo que parece muy sencillo, pero en que nadie había reparado. Esto se podría referir a las reflexiones de André Gorz, sobre las enfermedades del género humano. Claro que el tipo lo dijo en 1974, pero nadie, salvo alguna gente visionaria, le hizo repajolero caso. Suele ocurrir. Y ahora, en este año 2020 coronavírico, Gorz y sus declaraciones retoman protagonismo. Trágico protagonismo. Durante milenios, la Humanidad se limitó a intentar, con menos que más éxito, a curar los síntomas de sus males físicos. Después, la Ciencia, con sus avances y descubrimientos fue adquiriendo eficacia en sanar los síntomas y empezó -con dudas y titubeos- a encontrar y atacar las causas. Dudas y titubeos enormes, porque para ello, la Ciencia tropieza siempre con los intereses económicos. Y así hemos llegado a este nuevo acto de una tragedia anunciada. Lo decía Gorz y lo ha dicho mucha y muy calificada gente: las enfermedades, además de sus causas específicas, se deben a otras generales, que tienen que ver con la degradación ambiental. La Humanidad se ha dedicado a destrozar su hábitat, a romper el equilibrio natural y a atiborrarse de antibióticos y demás fármacos - quienes han podido pagarlos, claro- con la consecuencia de lo que estamos viviendo. Nos enfrentamos inermes frente al primer virus que aparezca por la esquina y también a otras patologías, que siguen haciendo sufrir y matando gente. Sea el ébola, la gripe común o el hambre, que esa es otra. Federico Aguilera Klink se ha tomado el trabajo de resumir -en una primera entrega- el capítulo "Medicina, salud y sociedad" del libro de Gorz "Ecología y política". Y ojalá este esfuerzo sirviera para que mucha persona influyente se enterara de que la Covid-19, y muchas otras enfermedades, además sus causas particulares, comparten otras definitivas, íntimamente relacionadas con la acción destructiva de una economía ecocida y genocida.