Esto, hay que decirlo siempre, no tiene nada que ver con la religiosidad, con el respeto a las creencias de quien sea. De lo que estamos hablando es de justicia. Porque lo que no se puede tolerar es que una asociación, regida por un sistema misógino, intolerante y poco democr´tico, cuente con un apoyo muy notable  por parte del estado. Porque todo el mundo sabe que la Iglesia católica dedica una muy pequeña parte de sus riquezas a cumplir con el mandato de caridad de su fundador. Si la Curia de la Iglesia Católica cumpliera con lo que dice su fe, muchas desgracias en este estado español se aliviarían. Yo, Chema Tante, sostengo que puede aceptarse que el estado ayude a las organizaciones religiosas. Pero en cantidades razonables, y a todas las confesiones que demuestran un volúmen mínimo de personas adeptas. En fin, por eso es importante este artículo de Ignacio Escolar en EL DIARIO, que señala el coherente veterano militante socialista Antonio Aguado.

Es lícito utilizar este libro testimonio denuncia de Miguel Hurtado "El manual del silencio", de Miguel Hurtado, para contemplar la magnitud del fenómeno de los abusos eclesiásticos y también para constatar la hipocresía de la curia ante esta miseria y la connivencia de los poderes públicos. Salvo algunos gestos papales, faramalleros y aislados, la jerarquía ha tapado los atropellos perpetrados por curas sobre víctimas infantiles o adolescentes. Marta Ostiz le ha hecho una interesante entrevista a Hurtado, que sirve EFE y difunde PÚBLICO. Lo señala el coherente veterano militante socialista Antonio Aguado.  Y también hay que reconocer a la intrépida web REDES CRISTIANAS destaca esta entrevista.

El coherente veterano militante socialista Antonio Aguado señala en PÚBLICO este artículo con el que Eduardo Bayona certifica el declive imparable de la Iglesia Católica. Esto no es una crítica anticlerical, ni un cuestionamiento a las creencias religiosas sinceras de nadie. Hablamos del tremendo desprestigio de una organización que predica la paz, el amor y la solidaridad y sus dirigentes, los cuariales y mitrales hacen exactamente todo lo contrario. Y, como recuerda Bayona, esta entidad mentirosa representa la religión oficiosa de un estado que se declara aconfesional. Por lo tanto, si nunca estuvo justificado el apoyo de todo orden que se le dispensa,  desde el ámbito público, ahora lo está menos que nunca. El Gobierno Progresista, entre tantos deberes que se le plantean, tiene que poner la separación de iglesia y estado entre los primeros.

Raquel Ejerique firma un acertado artículo en EL DIARIO, que señala el coherente veterano militante socialista Antonio Aguado. Y yo, Chema Tante, agrego que eso no va de anticlericalismo ni, mucho menos, de irrespeto a las creencias de cada quién. Esto es sentido de la justicia y de ejercicio de la lógica. Para empezar, no se entiende que la Iglesia Católica, ni ninguna otra confesión, necesite de tantísima riqueeza ni de tanta benevolencia fiscal, para desarrollar sus ritos, su culto y su apostolado, en condiciones decentes. Máxime, cuando sabemos que la Curia, en este estado español, dedica una ínfima parte de sus recursos a las cuestiones asistenciales. Los curas, las monjas y el voluntariado que desarrolla la caridad que les marcó su fundador, lo hacen en condiciones muy precarias, dependiendo de la solidaridad la gente y de algunas empresas, así como de la discrecionalidad de quien gobierne. Eso de "tanto por tantos" es un camelo. De manera que es de esperar que este Gobierno Progresista sea al fin quien le ponga los cascabeles a los curiales.

El diputado de la formación morada asegura que ha otorgado en tres años años 44 millones a San Juan de Dios de Tenerife y solo 168.515 euros a  pacientes con cáncer derivados a Navarra. 

“Una cosa es colaborar con las instituciones religiosas y otra darles la llave de la alcancía”.

El coherente veterano militante socialista Antonio Aguado recomienda esta crónica adecuada que publica Jesús BasTante en EL DIARIO. Bastante es un periodista especializado en temas religiosos y un tipo que de muestra que se puede ser creyente sin ser chupacirios. Desde luego, Sánchez y el partido psoeísta tienen ahora ahora una espléndida oportunidad de demostrar que la suya no es simplemente una política de gestos. De nada sirve el n numerito de la promesa sin cruces ni biblias, si luego se sigue permitiendo que la Curia católica se siga mamando la intemerata de millones, que no se dirigen, como dicen los mitrados tan engañosamente, a atenciones sociales, sino a promover campañas carcas de comunicación y a pagar suntuosas condiciones de vida de la jerarquía eclesiástica. Amén de otros destinos inconfesables.

Miércoles 21 febrero en Club La Provincia LPGC a las 20:00