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jueves, 28 de marzo de 2024 09:57h.

Historia de un represaliado del franquismo – (VI) Consejo de Guerra sumarísimo - por Ramón Armando León Rodríguez

Nos trasladaron a la prisión provincial de Barranco Seco a la espera de acontecimientos, en el periodo de espera estuvimos elucubrando sobre lo que nos esperaba y no tardó en saberse, Consejo de Guerra Sumarísimo.Nos trasladaron a la prisión provincial de Barranco Seco a la espera de acontecimientos, en el periodo de espera estuvimos elucubrando sobre lo que nos esperaba y no tardó en saberse, Consejo de Guerra Sumarísimo. 

Historia de un represaliado del franquismo – (VI) Consejo de Guerra sumarísimo - por Ramón Armando León Rodríguez

Nos trasladaron a la prisión provincial de Barranco Seco a la espera de acontecimientos, en el periodo de espera estuvimos elucubrando sobre lo que nos esperaba y no tardó en saberse, Consejo de Guerra Sumarísimo.

Durante la espera del juicio, hicimos dos huelgas de hambre, la primera que duró tres días fue para que trasladaran a dos compañeros detenidos desde la comisaría a la prisión, la segunda fue para que nos defendieran abogados civiles, a raíz de que nos habían impuesto defensores militares. No conseguimos cambiar la actitud inmoral del Tribunal Militar y fuimos al Consejo de Guerra sabiendo lo que nos esperaba. El juicio se celebró en el cuartel militar de la Isleta, nos llevaron esposados y esposados estuvimos durante toda la vista. Nos juzgaron y condenaron sin una defensa digna. De las cincuenta personas detenidas, procesaron a veintitres. Tres salieron absueltas y al resto, nos metieron entre uno y once años de cárcel. A mí me cayeron tres. Volvimos a la cárcel en espera de nuevos acontecimientos

 

Yo, en aquel entonces, contaba 21 años de edad y la verdad sea dicha, no me importaba demasiado lo que pudiera pasarme. Pasados unos días nos trasladaron en unos furgones celulares hasta el puerto, para embarcar en el Ferri “Las Palmas de Gran Canaria” rumbo a la península, el camino hasta el puerto fue rutinario, pero al llegar a la dársena, nos dimos cuenta que estaba todo acordonado por la policía hasta el lugar donde estaba situado el barco. Bastante alejados del barco se encontraban algunos familiares de los condenados vigilados por la policía y por lo visto, me enteré posteriormente, que algunos de estos familiares fueron detenidos y trasladados a la comisaría, no sin antes recibir una tunda por parte de la policía.

 

Entramos en los furgones celulares en la bodega del barco, nos bajaron, siempre esposados, y nos trasladaron a unos camarotes situados en la parte trasera, no recuerdo si éramos dos o tres por camarote, pero recuerdo perfectamente que nos ataron con los grilletes a los barrotes de la litera. En la puerta de cada camarote estaba situado un guardia civil portando una metralleta, cuando solicitamos ir al baño nos acompañaba otro guardia civil metralleta en mano, no nos quitaban los grilletes ni para defecar. El viaje duró tres días, pero nos pareció que habían pasado tres semanas. Desembarcamos de la misma forma que habíamos embarcado, creo si no recuerdo mal, que era de noche.

 

Capítulos anteriores:

Historia de un represaliado del franquismo – (I) Mi primera detención

Historia de un represaliado del franquismo – (II) Barranco Seco

Historia de un represaliado del franquismo – (III) Juicio y apelación

Historia de un represaliado del franquismo – (IV) Actividad política

Historia de un represaliado del franquismo – (V) La Caída de Sardina

* En La casa de mi tía por gentileza de Ramón Armando León Rodríguez