Presentación de la novela de Carlos Ortiz de Zárate “El principado de la Fortuna”. Valencia, 15 de mayo
Llibrería Leo, Rinconada Federico García Sanchiz, 1, Valencia, jueves 15 a las 19
Llibrería Leo, Rinconada Federico García Sanchiz, 1, Valencia, jueves 15 a las 19
Cada día que pasa los Pueblos del Estado español sufren nuevos atentados contra los derechos sociales y las libertades ciudadanas.
No hay mal que cien años dure, ni pueblo que lo resista. Se va un alcalde imputado, a espera de juicio, que intenta así poner tierra de por medio una vez más a sus problemas con la justicia. Hoy es un día grande para el municipio de La Orotava.
El alcalde Isaac Valencia, ya prácticamente en su retiro político, nos deja un legado del que se muestra muy orgulloso pero que a poco que nos detengamos sobre él observamos las tremendas hipotecas que nos ha transferido a la ciudadanía del Valle de la Orotava.
Nota de Chema Tante:
Esta Carta abierta fue enviada a varios medios de comunicación comerciales, sin que haya sido publicada hasta el momento, ustedes y yo sabemos el porqué. Y antes de que aparezca algún cuestionamiento malintencionado, yo afirmaré que las victorias de Isaac Valencia sobre los partidos de la oposición en La Orotava, incluída IpO, se han conseguido, no por sus virtudes democráticas o de gestión, sino apoyándose en la cobertura mediática masiva y en el aprovechamiento maligno de los resortes de poder.
Dice José Manuel Hernández: "Adios señor Valencia. Así, sin más cortesía. Usted, sinceramente, no se la merece..."
Secillamente, genial. Ya saben que Isaac Valencia, sempiterno pero al parecer prontamente finito, alcalde de La Orotava, acaba de largar una patujada de las suyas, "Los moros pueden invadir Canarias en cualquier momento". La perla surgió en una entrevista que le hizo Ylenia Lorenzo a Isaac Valencia para LA OPINIÓN, y que ha corrido como se merece. Y ARCHIPIÉLAGO MACHANGO lo comenta gráficamente, de la magistral manera que acostumbra, sacando a estos tres bardagos avistando las avanzadillas de la invasión mora.