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jueves, 16 de mayo de 2024 08:54h.

Un sábado por la mañana en el mercadillo - por Alba Piñol Farré


Alba Piñol Farré me manda este sencillo pero sabroso artículo, que se refiere al Mercadillo del Agricultor de Tegueste, pero que vale y extiendo a todos los mercadillos que en las islas están defendiendo los valores de la producción local. Los mercadillos donde agricultores y agricultoras y la gente que tiene sentido común se esfuerzan, frente a la insensibilidad toleta oficial, en preservar la economía, la salud, la cultura y la estabilidad emocional de nuestro pueblo. En cualquiera de ellos pudo ocurrir esto que nos cuenta Alba.

Un sábado por la mañana en el mercadillo - por Alba Piñol Farré

Hay momentos, situaciones, instantes que te reconcilian con la vida.

Esta mañana ha sido uno de ellos. Al despertar, una nota de mi hijo  me decía que la noche anterior habían pasado por el bar Ana y Antonio, dos buenos amigos de quienes les había perdido todo rastro. Poco después, Antonio llamaba por teléfono para vernos en el mercadillo de Tegueste, donde nosotros hacemos el mercado de la semana todos los sábados. Compramos las hortalizas y frutas del tiempo. Hace tanto tiempo que vamos que ya conocemos a los vendedores de los puestos del mercado, ellos a nosotros, al administrador, a los de la cafetería,…

Una vez terminada la compra nos hemos sentado en una mesa de la cafetería para esperar a Ana y Antonio.

Allí una comparsa cantando música canaria compuesta por varios muchachos y muchachas con instrumento de cuerda y pandereta con platillos.

¡Ha sido de embrujo! Saboreando un buen café, acompañado de una buena, mecedora y preciosa música, bien cantada en directo que hechizaba el oído y la mente. Y para los ojos estaba la vida del mercadillo. Los vendedores lucían sus delantales verdes de naturaleza y los clientes sus vestimentas de sábado por la mañana para ir al mercado, paseando con sus bolsas reutilizables llenas de productos que, todos los que estamos allí sabemos que provienen de la campiña de Tegueste, (sobre todo lo sentimos cuando los comemos) yendo de un puesto a otro, con los brazos cargados de flores de todos los colores y tamaños.

Han sido unos momentos de desintoxicación total. Durante un buen rato han desaparecido todos los miedos, la miseria que nos rodea, la pobreza, el chantaje, la corrupción… Podría seguir añadiendo conceptos negativos a los que estamos cotidianamente sometidos, para dejar un sentimiento de magia y de esperanza  de que todo no ha terminado.

¡Ah! Para no olvidarme. El grupo de música era la Asociación Azoca del Portezuelo que cada sábado por la mañana fascina un mercado distinto.