Historia de un represaliado del franquismo – (XI) De carcel en carcel, hasta Soria - por Ramón Armando León Rodríguez
Historia de un represaliado del franquismo – (XI) De carcel en carcel, hasta Soria - por Ramón Armando León Rodríguez
Cuando la dirección de Instituciones Penitenciarias consideró que estábamos recuperados, preparó el traslado a otras prisiones de algunos de nosotros por considerarnos los más díscolos.
Paramos, si no recuerdo mal, en tres ocasiones, una en la prisión de Córdoba; dos, prisión de Madrid que habitualmente se la llamaba prisión de Carabanchel y tres, prisión de Zaragoza. Carabanchel era una cárcel enorme de unos ciento sesenta mil metros cuadrados y según cuentan, nunca se terminó de construir y por eso solo tenía cuatro galerías de dos plantas (la tercera, la quinta, la sexta y la séptima). Las galerías partían de un centro circular desde donde se podía divisar cada una de ellas.
En esta prisión los presos comunes manejaban todo, abrían las puertas, servían la comida y algunos que otros menesteres propios de los funcionarios. Estos presos de confianza te ofrecían de todo, comida extra, tabaco, bebidas alcohólicas, drogas, revistas eróticas y también, esto parece increíble, ofrecían proporcionarte chicos homosexuales a cambio de cierta cantidad de dinero. Los traían de un edificio anexo llamado Centro de Menores. Estos individuos se aprovechaban de las altas horas de la madrugada para comerciar , con la complicidad de algunos funcionarios, con estos pobres chicos que en su mayoría, su único delito era tener la condición de homosexual.
No estuvimos mucho tiempo en esta prisión, una semana aproximadamente, pero en este tiempo nos enteramos de algunas cosas, entre ellas que había unos cuantos curas presos (los llamados curas obreros) no pudimos mantener contacto con ellos por nuestra condición de sancionados. Aunque no soy creyente, siempre me he considerado ateo, sentía cierta admiración y perplejidad por estos curas que se enfrentaban a las altas esferas de la iglesia católica y a la dictadura con el riesgo de ser detenidos y encarcelados, como así sucedió en muchas ocasiones. Entre ellos había algunos vascos nacionalistas y con un concepto independentista, esto obligó a algunos a renunciar a su condición de sacerdote.
Capítulos anteriores:
Historia de un represaliado del franquismo – (I) Mi primera detención
Historia de un represaliado del franquismo – (II) Barranco Seco
Historia de un represaliado del franquismo – (III) Juicio y apelación
Historia de un represaliado del franquismo – (IV) Actividad política
Historia de un represaliado del franquismo – (V) La Caída de Sardina
Historia de un represaliado del franquismo – (VI) Consejo de Guerra sumarísimo
* En La casa de mi tía por gentileza de Ramón Armando León Rodríguez