Historia de un represaliado del franquismo – (XV) La libertad - por Ramón Armando León Rodríguez
La libertad. Un maravilloso día, el 20 de abril de 1971, Manuel Vizcaíno Reyes y yo salimos en libertad. No recuerdo si llovía, estaba nevando, hacía sol o caía una tormenta. Lo importante era la libertad.
Historia de un represaliado del franquismo – (XV) La libertad - por Ramón Armando León Rodríguez
La libertad. Un maravilloso día, el 20 de abril de 1971, Manuel Vizcaíno Reyes y yo salimos en libertad. No recuerdo si llovía, estaba nevando, hacía sol o caía una tormenta. Lo importante era la libertad. (La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres. El Quijote).
Con Manuel Vizcaíno, en la actualidad
Por la tarde cogimos el autobús y sorpresa, el cura de la prisión también estaba el vehículo, pero no intercambiamos ni una palabra. Hicimos un par de paradas durante la ruta y sin darnos cuenta “arribamos” en Madrid. Era una noche oscura, pero nos fijamos en que éramos vigilados por dos individuos, no cabía duda; la policía nos seguía. Pero hicimos caso omiso y nos fuimos a hospedar a una pensión.
Por la mañana nos despedimos de nuestro camarada y nos fuimos a un centro comercial, mi compañero se compró una chaqueta, partimos para el aeropuerto, cogimos el avión y volamos para Gran Canaria.
Capítulos anteriores:
Historia de un represaliado del franquismo – (I) Mi primera detención
Historia de un represaliado del franquismo – (II) Barranco Seco
Historia de un represaliado del franquismo – (III) Juicio y apelación
Historia de un represaliado del franquismo – (IV) Actividad política
Historia de un represaliado del franquismo – (V) La Caída de Sardina
Historia de un represaliado del franquismo – (VI) Consejo de Guerra sumarísimo
* En La casa de mi tía por gentileza de Ramón Armando León Rodríguez